Siempre lo estaremos
De puntillas
En nuestra lengua de tierra
Perder el equilibrio
Apoyar un pie en el suelo
Y retomar la postura
Para que nadie se dé cuenta
Lo hacemos constantemente
Hasta que no quede lugar
En el que sustentarse
Lo último habrá desaparecido
y después de lo último
incongruencia
no hay después
Con nuestros ojos
No podemos mirarnos
Los de los demás
Tampoco nos sirven
Porque no son nuestros
Están fuera
Tan afuera
¿Por qué quiero verme?
¿No es suficiente con decir yo?
Decir yo y volcarlo todo sobre la mesa
Tornillos gomas de pelo
Clips abiertos
Púas chapas botones
Papelillos con mensajes
Monedas que no cuentan
Y entre toda la chatarra
Las mañanas en barca
La cala de piedras
Las 300 escaleras
El pozo del claustro
Los puentes
Las luces temblando
En el río de la ciudad
Más cosas entre las cosas
El día del eclipse
Que viví como un terremoto
La gente decía
que si mirabas el sol
Te dejaba sin voz
La señorita nos sentó
Yo no levanté la vista por nada
No fuera a quedarme
Sin ojos sin manos sin algo
Aquella tarde
En nuestros pupitres
Fuimos vigilantes del suelo
Creíamos que se iba a abrir
Bajo nuestros pies
De ahí que un simple eclipse
Me parezca un terremoto.
yo llevo bastante aguantando el equilibrio sobre una sola pierna
ResponderEliminarYo siempre tengo miedo a los días de eclipse, siempre pienso que se acabará el mundo.
ResponderEliminarQue sepas que me ha gustado un montón, sin poses!
Helenaconh, ojalá encuentres un punto de apoyo por si lo pierdes.
ResponderEliminarquarantine, es que son apocalípticos... Gracias, sin poses ;-)
qué regalo antes de terminar el año! ;)
ResponderEliminarDespués de leer, releer y repensar en tu poema me ha parecido que, en realidad, lo que hay detrás es la búsqueda de una mirada. Nos pasamos la vida buscando pasiones de todo tipo... La mirada anhelada es una búsqueda más.
ResponderEliminarPerdona la dispersión. En definitiva, lo que deseaba comentar es que el poema me ha parecido brutalmente bello, limpio, y con mucha historia en la parte de atrás de los versos.