martes, diciembre 06, 2011

Latidos

Estoy viendo una película tailandesa lenta y sin sentido. Se llama Vidas truncadas. No la quito porque prefiero que avance y se acabe de una vez, sin prestarle atención.

Hace un tiempo empecé a escribir una novela. Ya voy por el noveno capítulo. Es como tener un lugar al que irse un rato, un lugar que nadie conoce. Antes, la historia estaba dentro de mí, pero ahora empieza a estar fuera. La estoy escribiendo para leerla. Quiero leer la novela que estoy escribiendo. De momento, me está quedando como yo quiero. Creo que es difícil hacer algo y que salga exactamente cómo imaginabas. En general, nada sale cómo esperas porque siempre se tiene una idea de cómo tiene que ser. Pero, cualquier cosa, cuando pisa el mundo, ya tiene un corazón. Y es incontrolable.



5 comentarios:

  1. Todo cobra vida en cuanto la sueltas, sobre todo las ideas...a veces ellas son las que manejan la situación y hasta el teclado. Sigue la novela y que no se te escape de las manos.
    Besos, Paola

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  2. Pocas cosas sale como quieres...yo empiezo un cuadro y cuando acaba, ficción pura, de lo que pretendía.
    El primer día del año pasado tenia un buche de vino tinto en la boca hinche los mofletes y después los solté, salió de aquella manera espurreado hacia una tabla en blanco, hoy ese cuadro es el torreón de la casa del vecino de enfrente y el vino, está, pero solo lo se yo....
    Besos aviadora....

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  3. yo también la quiero leer!

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  4. Escribir para tener un lugar adonde ir me parece bello.

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  5. Sabes como empiezas algo, pero no como lo terminarás...

    Besos

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