A los niños les fascina la muerte. Lo primero que quieren saber cuando les hablo de algún compositor de música clásica es si está muerto; en segundo lugar, qué o quién lo mató. Y lo hacen con el mismo entusiasmo que un adulto pregunta fascinado si has estado en Berlín, si has leído a Proust o si sabes chino. Ellos preguntan por la muerte como si ésta fuera una ciudad cool, un escritor francés o un idioma incomprensible.
es que los niños no tienen miedo. de mayores nos volvemos tontos evitando hablar de lo inevitable.
ResponderEliminarun placer volver aquí. el comentario que le escribí a la detective también lo aplico a tu blog. me gusta saber que seguís estando.
un abrazo
Sí, tienes razón. No sé si nos lleva a algo hacernos adultos, la educación, estar metidos en un sistema, en la rueda. Bueno.
ResponderEliminarMuchísimas gracias, a mí me pasa lo mismo con vosotros, cuando después de algún tiempo volvéis. Abrazo