Subo y subo pero esta escalera no se acaba jamás. De vez en cuando se interrumpen los peldaños y encuentro un descansillo. Me llena de esperanzas. Es una llamada después de mucho tiempo. Es desear. Vuelvo a subir escalones pensando que este tramo va a ser el último. Pero ya son varios rellanos y sospecho que no tiene sentido querer llegar hasta la azotea. La vecina de la planta 54 me ha sacado un tazón de leche con galletas para cenar, como a una niña con la madre enferma.
Parece como una pesadilla. Menos mal que el tazón de leche y galleta te ha salvado...
ResponderEliminarTita Pao.
ResponderEliminarYo, como soy perrilla, cuando llego cansada de pasear por el río, mi vecina me da una galleta de esas para nosotras y tambien me reconforta mucho.
No te canses con las escaleras.
Titaguau
Ni mas ni menos que la vida misma, algunos pasaremos la vida subiendo escalones y por fatigosos que estos puedan parecer todo esfuerzo tiene su recompensa aunque a veces no la sepamos ni saborear ni apreciar ni ver, pero seguro que de una u otra forma siempre habrá rellanos en los que nos encontraremos con algo o alguien que nos reconfortará con un gran "tazón de leche y galletas" apesar de que algunas veces no estemos a la altura sea por lo que sea para saber valorarlo.
ResponderEliminarSaludos.
Parece escrito por La Niña.
ResponderEliminarMe encantas!