martes, mayo 14, 2013

post 1003. Cuando no sabes, haces otras cosas. O aprendes.

Me gustaría que tú y yo, todos, pudiéramos afrontar el dolor que viene de dentro con una sonrisa. Que jamás nos sintiéramos perdidos y no tuviéramos que buscar. Nacer en un lugar y crecer en él siempre. Que lo que una vez estuvo bien no cambiara. Que pudiéramos ver más allá y darnos cuenta de que todo está muchísimo más cerca de lo que pensamos. Que tuviéramos paciencia, que no nos sintiéramos como en una carrera. Me gustaría permanecer en mi lugar y saber esperar. Y que pudiéramos disfrutar del momento y no de lo que será ni de lo que sería. Que nos riéramos y que mañana estuviera bien ese recuerdo. Hacerte feliz y serlo. Verte feliz y ser feliz viéndolo. Que el presente no se alargara hasta un futuro y que el futuro no fuera como un presente muy largo.

Me gustaría que todo el mundo pudiera hacerlo. 

Pero no sé. Pero no sabemos. Y por eso hacemos otras cosas.

2 comentarios:

  1. Qué bien expresada esta sensación tan concreta Paola, me ha gustado mucho cómo muestras esa especie de angustia. No me gusta esa palabra, angustia, pero es lo que yo he sentido en situaciones de espera. Y cuando las cosas por fin llegan, nos lamentamos de lo mal que supimos aprovechar el tiempo hasta entonces. Creo, y lo dices en tu post, que la paciencia es la virtud más importante de todas. Te cambia la vida.

    Nada es eterno... el futuro llegará. Te lo aseguro.

    Un beso!

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  2. Ya lo decían aquellos inteligentes de la antigüedad: Carpe diem.
    Yo lo reitero y recomiendo en mayúsculas: CARPE DIEM, CARPE DIEM.

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