lunes, junio 17, 2013

post 1012: La respiración (nada vs nadar)

El gusto del cloro, Bastien Vivès


Es curiosa la relación que se establece con los otros nadadores. Te cruzas en el carril muchas veces pero no podrías distinguir su cara en la calle.  Compartes el silencio del agua. Sus cuerpos pasan cerca de ti, semi-desnudos. Es anónimo e íntimo al mismo tiempo.

Soy feliz nadando. Si voy a mi ritmo no me canso. Salgo de la piscina porque tengo que irme a trabajar, pero no por cansancio. Huele a cloro. A tarde de invierno. A veces el cloro también es verano. Casi siempre.

El silencio es la clave de todo. Del agua. Me gusta mucho el silencio, tal vez porque mi profesión está llena de ruido. Llena de voces. Recuerdo cuando se me gastaba la voz y me preocupaba. Leía libros sobre técnica Alexander. Intentaba poner en práctica las respiraciones. Cuando me olvidé del tema, dejé de perder la voz. Se va para avisarnos de que hay algo que no está bien. Aprendí a llevar el aire hacia el estómago y a que no se quedara en el pecho. Mi maestro coreano de Taekwondo decía que la respiración iba subiendo a medida que envejecías. Los bebés respiran de un modo innato y es el más sano. Hinchan la barriga. En cambio, la respiración de un anciano está en el cuello, el aire tiene un recorrido corto, asfixiante. 

Cuando dormimos respiramos como los recién nacidos.

Con la respiración empieza la vida. Deberíamos aprender a respirar. Nadie habla de la respiración. De mantenerla dentro. Todos hablamos mucho de todo, pero no hablamos de nada.


3 comentarios:

  1. Vaggio, en esta me has tocado.
    Me ha encantado, casi tanto como cuando haces un viraje en la piscina y por un momento te sientes las escamas bajo el agua.

    Y ese cómic lo tengo pendiente.

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  2. Anónimo7:48 p. m.

    Muy educativo tu post, me gusta :)

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  3. Parole, parole, parole...y no siempre de amore.
    Saludos, Aviateur.
    Nieves

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