miércoles, octubre 02, 2013

1100. El reloj marca que pasan cinco minutos de las doce




Inés me habló de esa chica de la que estuvo enamorada. Le pregunté cómo sabía que era amor y no otra cosa. Parece una pregunta absurda, pero no lo es. Entonces me habló de pruebas irrefutables. Me dijo que sabía que lo era porque podría estar con ella trabajando en la cadena de montaje de una fábrica durante el turno de noche y parecerle el mejor lugar del mundo, sobre todo cuando la sirena indicaba el inicio de la media hora de descanso y saboreaban un sandwich vegetal de máquina, de los que parecen no caducar nunca, y el brillo de los ojos de la chica la despertaba para siempre. Sabía que era amor porque cuando veía desde el balcón el camión de la basura vaciando los contenedores imaginaba que con la chica sería similar a contemplar los puentes de París iluminados. 

Le dije que era una cursi -por lo del sandwich de atún con mayonesa.

3 comentarios:

  1. Buenísimo! Cómo me gusta pasarme por aquí a leerte!

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  2. Buenísimo! Cómo me gusta pasarme por aquí a leerte!

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  3. "Si no me besas voy a gritar" ¡Gran escena!

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