El otro día, concretamente el domingo a mediodía, estaba fregando los platos y sentí como amor. Fue en el momento en el que miré por la ventana y vi un destello del sol, tuve que apoyar la cabeza en el armario porque era una felicidad repentina y exultante. No se debía a una serie de sucesos o hechos que pudieran propiciar tal sensación; no había pasado nada especial; fue así, como un fogonazo. Como cuando sube el café y huele a hogar en invierno o a siesta en verano. Como cuando las cortinas se mueven con el viento y no ocurre nada más que eso.
Acabé de fregar los platos y salí a observar el cielo, que me parecía precioso. Mis sábanas se estaban secando al sol y la brisa las movía de vez en cuando, como se mueven los sueños, pero esta vez sin tener ninguno localizado y sin sentir la rayada del qué será. Yo digo que era amor porque era bonito, pero puede que fuera otro sentimiento. En un momento hice esta canción sin letra, sin pensar demasiado. No es gran cosa, pero existe desde esa tarde de nubes.
(Y no, no he conocido a nadie, porque es lo primero en lo que se piensa cuando alguien habla como fumada sobre nubes y cortinas.)
qué gracia, pasado mañana voy a BCN, visita médica y relámpago.
ResponderEliminar:-) eres un cielo lleno de nubes, gracias, gracias :-)
petons.
qué casualidad!!!!!!
Eliminarah y no tengo miedo a los rayos, tampoco a los relámpagos!
EliminarMe encantó la nota aclaratoria del final jajajaja
ResponderEliminarBuenísma la nota, esa sensación de algo a lo que llamar amor y la tarde de nubes musical. Molt bon dia!
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