lunes, abril 21, 2014

De vuelta



He salido sola por la puerta de Llegadas. Nadie estaba esperando a nadie. Una sensación extraña.

Mis padres han llegado en modo sufridores del Un, Dos, Tres. Tener solo una hija debe ser muy duro. Tener más, también. En el coche me han contado historias sobre mis primas. A la pequeña, la de 16 años, como es una fanática del cine y de todo lo relacionado con ello (sí, es una adolescente en peligro de extinción) le he traído una camiseta del Tribeca Film Festival que le compré en una sesión matinal. Le ha gustado mucho porque es una persona guay. Lo va a ser.

Es la primera vez que vuelvo de unas vacaciones a mi hogar de soltera. He empezado a dar vueltas desubicada. En NY recordé muchísimo a la persona con la que más días me he despertado en mi vida. Esto le gustaría, pensaba, y esto también. La imaginaba muy guapa caminando delante de mí por las calles como quien observa de lejos a alguien.  Llevo en la cartera la primera carta que me escribió y un mechón de su pelo como si fueran amuletos mágicos. A veces me sorprende que yo continúe por el mundo y ella también, pero por separado.

Mención especial a una chica a la que conocí allí y con la que he compartido techo y muchas horas, y que ha sido clave para mí en este NY. Una desconocida que el azar ha hecho que ya sea una amiga, y que una mañana volvió de la lavandería con una botella de Fireball Cinnamon Whisky de regalo y una ramo de flores azules tan azules y estupendas. Envidio su generosidad y su buen humor constante. Yo quiero ser así.  El whisky sabe a canela y está buenísimo. Viva el whisky y el color azul.
 Me parece curioso esto de la vida, cómo se va cosiendo y descosiendo. 

En el avión he empezado a leer Just Kids, de Patti Smith. Se lo regalé hace tiempo a una amiga y desde entonces tenía pendiente comprarme un ejemplar para mí. He disfrutado muchísimo de la lectura durante el vuelo.
Me he emocionado con la última frase del primer capítulo y he tenido que hacer  otra vez lo de la cabeza hacia arriba y el aire en los ojos.











2 comentarios:

  1. Síiiiii, Viva el color azul!!! a mi antes me gustaba mucho la sensación de los aeropuertos, ahora no tanto, sobre todo la sensación de soledad que me da siempre el Prat.
    Un beso aviadora.

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  2. Desde que descubrí el whisky Southern Comfort deje de beber mierdas. Pruebalo a ver si te gusta. Y lo de que entre aire en los ojos me suena, pero no tienes excusa para llorar a no ser que fueras pintada y no quisieras que no se corriese el rimel. Lo de no llorar luego pasa factura...

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