Han pasado varios meses.
Primero, algunas noches veo pasar la electricidad a través de los cables.
Segundo, hay una mujer de mediana edad que se ríe y salen rayos láser de su boca.
Tercero, en los autobuses rojos sigue durmiéndose, súbitamente, la gente.
Nadie sabe el motivo de lo primero ni de lo segundo ni de lo tercero.
Me apetece comer calamares a la romana. Porque son amarillos.
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