Hoy me he despertado y no tenía leche. Tenía una sepia y una mandarina. Sí, porque fui a la pescadería y me compré una sepia. Y me la dieron en un sobrecito como si fuera una carta. No calculo bien los alimentos que necesito.
Alquien ensaya con la batería. Se ha puesto música jazz y toca encima. Yo estoy al sol. Él es guapo y toca la batería. No le veo.
He vuelto a ver Cosas que nunca te dije y me gustó más que ninguna otra vez. La primera fue en el cine con una amiga por la que sentía atracción. Sus padres tenían una ferretería en Sants, creo. Teníamos 16 años o así. Y yo me pegaba a ella como un imán. Y se me pegaban los tornillos y las tuercas que vendía su padre. Probablemente no entendimos nada pero nos gustó. La segunda vez la vi después de un desengaño amoroso, pero a los tres días, o menos, me enamoré de nuevo y fue muy feliz. La tercera vez fue el otro día, en mi casa. Hace dos días.
ah, qué película tan maravillosa...
ResponderEliminarSí, da en todas las dianas!
EliminarCon todos los clavos, de la ferretería.
ResponderEliminarCon todo lo de la ferretería!! Que suele ser mucho.
EliminarCreo que despertar sin leche en la nevera para el desayuno es un poco ser náufrago, improvisas una vela con una camiseta o buscas sobrecitos de te de los que compruebas la caducidad pero eres consciente de que algo no va como debería.
ResponderEliminarNot, sí, es cierto, es un poco náufrago, pero son cosas que suelen pasarme por no hacer listas de la compra. Voy un poco a golpe de pito. Bajé al paki y compré leche.
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