La piscina en la que nado ahora da a la calle. Cuando tomo aire veo edificios y ventanas, personas caminando, árboles, bicicletas, fragmentos de cielo. Yo estoy en el agua. Desde ahí todo parece nuevo porque es extraño.
Más tarde, tras escuchar algunas conversaciones al azar en los vestuarios, salgo y la calle huele a cloro. Miro a través del cristal con curiosidad. Pongo las manos así. Veo la piscina.
Yo nadaba en una piscina cuyas cristaleras daban al exterior. ¡He nadado viendo nevar fuera! Con la piscina para mí sola. Un lujazo. (El olor a cloro no me gusta nada)
ResponderEliminarQué bonito, Maria. Me encantaría nadar y ver nevar a la vez. Es bastante imposible, pero quién sabe.
ResponderEliminarLos peces en una pecera tendrán la misma sensación al observar lo que les rodea? Se pierde la sensación de estar atrapada sin salida?
ResponderEliminarCreo que lo de sentirse atrapada sin salida no tiene nada que ver con la pecera....
EliminarVivir la vida tampoco tiene que ver con ver la vida pasar
EliminarMe encanta tu piscina y el modo en el que hablas de ella. Un abrazo!!
ResponderEliminarGracias, Caminos :D Piscinas importantes. Abrazo!!!!!!
Eliminarjo, me da envidia, yo no sé nadar. :-(
ResponderEliminarDesde el agua se ve un mundo distinto...
ResponderEliminar...y repetitivo. Primera respiración la casa blanca, segunda la madre que lee en espera de que su hijo acabe, tercera respiración el coche rojo sigue aparcado, cuarta......
Me gusta escuchar conversaciones al azar en los sitios públicos.