viernes, diciembre 18, 2015

Nórdico



Hago la cama antes de irme a dormir. Es absurdo, pero me vale. El nórdico es más grande que la funda y sobresale por una lado. Me recuerda al intestino de mi madre cuando le hicieron la colostomía. Resultaba extraño ver lo de dentro afuera, doloroso. Un agujero en mi mamá. Un boquete en su abdomen. Ahora es tan solo una cicatriz. Cada noche pienso en sus tripas, que vuelven a estar dentro, y en mis sueños nórdicos y blancos derramándose.

Quiero que se llame Valerie.

4 comentarios:

  1. Sólo se me ocurren palabras fuertes de admiración... pf.

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  2. Equiparo nórdico a placer y sensación de resguardo ante la hostilidad exterior (sea climática; sea ambiental-inhumana...). Equiparo Amy a un maravilloso talento desaprovechado y a una triste historia de malas compañías... (estos días hacen el documental en los Texas; admito que cuando fui a verlo hace unos meses en los Verdi se me cayó la lagrimita...)

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    1. Para mí también es un placer estar bajo el nórdico. Sobre el documental de Amy, la verdad es que es muy triste, yo lo vi en casa, no es lo mismo que en el cine, así que me puedo imaginar que todavía es más emocionante en la gran pantalla.

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