Acaba de saltar la alarma de un coche. Se para y salta, se para y salta. ¿Alguien le hace caso a las alarmas? (que no son de móvil).
Tengo en mi mente la imagen de una casa de madera, sin acabar de construir, con tablones apoyados en la puerta y herramientas por todas partes. Palanganas para las goteras. Es una casa que llevo construyendo desde hace 4 años, pero por una cosa o por otra, cuando la tengo casi lista, se cae media casa con alguna sacudida, porque no logro asentarla. Voy a tener que protegerla cuando la tenga de nuevo en pie. Si consigo que aguante un año entero, agarrarán las raíces.
Estoy eliminando un montón de suscripciones; estoy harta de recibir mails informándome de las novedades. Me duelen las novedades, los eventos y las ofertas. Las cosas que me duelen son muy curiosas y particulares. Suele ser todo aquello que me recuerda a cosas triviales o agradables.
Una amiga me ha hablado de un retiro de diez días para meditar, sin hablar con nadie, ni tener contacto, ni internet ni nada de nada. No puedes tener sexo (ni contigo ni con nadie), tampoco intoxicarte con nada, tampoco puedes hacer ejercicio... Hay lista de espera hasta mayo. Yo no sé si en mayo me va a apetecer, es como el tema este de comprarse la entrada para un concierto en junio. Yo qué coño sé lo que va a pasar en junio. Yo quiero saber lo que va a pasar mañana. No en mayo, no en junio.
El tema música no lo llevo bien, me sacude demasiado. Excepto la que he escuchado en directo últimamente, en casa no me pongo nada y en el trabajo, tampoco. Pero la semana pasada, en un oasis de "alegría" estuve tocando, y grabé una versión con el ukelele de una canción de un grupo de Pamplona que se llaman Kokoshca y que me encanta. La original (que mola muchísimo) y a continuación, mi versión (es un poco lo-fi ukelele, pero me gusta...):
Hoy he vuelto a despertarme a las 3:40 y ya no he podido dormir, parece que va a ser una norma o algo así. ¿Por qué no estoy cansada? ¿Tengo un super poder maléfico?