miércoles, octubre 07, 2020

Lo vi distinto, lo vi todo más bonito

 

Se está muriendo el geranio. Puede que sencillamente esté entrando en esa fase de estar mustio para renacer de nuevo, aunque yo no recuerdo que mi abuela tuviera los geranios feos en ninguna época del año. Yo veía aquella terraza de la calle del Clot como una selva húmeda y sombría, pero en cierto momento de mi pre-adolescencia descubrí que podía sentarme a escribir en la mesita y pasar la tarde fuera, en la selva misteriosa. Hará un par o tres de semanas,  fui a visitar la exposición de una amiga y me di cuenta que el lugar estaba cerca de aquel piso en el que vivía mi abuela y los geranios. Lo vi distinto, lo vi todo más bonito. Tanto que al día siguiente volví a dar un paseo por el barrio y estuve toda la mañana por allí, sobre todo en el parque.


Esa tarde, la de la exposición, sentí alegría. No sé si porque estaba haciendo algo “normal” o algo que era habitual en la “normalidad pre-pandemia”. Volví a casa y me puse el disco que me regaló V e imaginé que estaba en un bar tranquilo, tomando algo. Y aunque fuera imaginario, en mi recuerdo veo a una camarera y también a otra gente, en otras mesas, hablando y riendo. Creo que era verano. También me veo a mi en casa disfrutando escuchando el disco. Es un recuerdo con dos imágenes.


Últimamente estoy pasándolo muy bien en los ensayos. No tener la presión de tocar el setlist para preparar algún concierto hace que podamos pasarnos horas y horas probando canciones nuevas. Me siento tan a gusto con mis compañeros de grupo. Quizás es porque nos centramos en la relación que tenemos (el grupo) y la cuidamos. Es el único lugar en el que estoy en un lugar cerrado, sin ventilación, sin mascarilla y con 3 personas más, eso me preocupa un poco pero solo los cinco primeros minutos y los cinco últimos. En medio, me olvido.







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