domingo, diciembre 20, 2020

El sentido de todo

Tengo ganas de que acabe el día y de irme a dormir, por eso escribo. Qué gran compañía encontré el día que descubrí que podía escribir. O el día que descubrí que podía tocar la guitarra. O el día que descubrí que podía leer. Y ahora, que he descubierto que puedo tocar la batería. Desde el hospital se ve el mar. El mar siempre lo mejora todo. El mar es el verano, el verano tiene algo esperanzador, algo brillante. Bañarse, nadar, secarse al sol. Sería lo que yo aportaría a la montaña de significado. 

Me he acordado de la novela Nada, de Janne Teller. Es la historia de un niño de 11 años que se sube a un árbol y decide que no va a bajarse ("nunca") porque se ha dado cuenta de que todo da igual y de que nada tiene sentido y de que nada importa. Sus compañeros de clase tratan de demostrarle que se equivoca. Ante todo lo hacen para salvarse a sí mismos, porque Pierre Anthon está enfocando algo molesto, algo incómodo. Está alterando el orden "del grupo". Los compañeros, para mostrarle que no tiene razón y enseñarle que sí existe un sentido, lo que hacen es "construir" una montaña de significado ("un montón de significado") mediante la acumulación de cosas que para ellos tienen importancia. La novela da giros inesperados cuando la obsesión por la búsqueda de sentido se les va de la manos. Pero, ¿logran convencer a Pierre? 

Pierre Anthon es un niño que está triste, que tiene miedo, o al que le han hecho daño, o las tres cosas. Eso no está en la novela porque, en realidad, lo que importa es la fábula existencial. Pero para mí sí fue necesario, en el momento en el que la leí, pensar en los motivos del niño. El miedo y el dolor son poderosos y proyectan sombras, y las sombras nunca son lo real, lo que de verdad está. Escudarse en la pérdida de sentido es un escondite, "una casa en el árbol". También puede interpretarse que la falta de sentido es un alivio. Sigo creyendo que es un escudo. A mi hoy me da mucha pena que mi padre esté triste porque mi madre está en el hospital. Creo que tiene mucho sentido que esté triste. Porque conoce a mi madre desde los 16 años. Porque saben mucho el uno del otro. Porque se escribían cartas. Porque iban a la playa a Sant Pol y a Caldetes. Porque se compraron un Seat 600. Porque llevaron pantalones de campana juntos. Porque tienen películas super 8 bailando. Porque van a comprar juntos el pan. Porque se conocieron en una parada de legumbres, en el mercado del barrio, en la que mi madre ayudaba por las tardes. Esos detalles me parecen importantes, me parece que tienen mucho sentido.


4 comentarios:

  1. Anónimo11:02 a. m.

    Me ha gustado esa casa en el árbol y su fábula existencial.
    Espero que todo vaya bien.

    &

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  2. Pues a mí me ha gustado mucho más el inicio de la historia, además, visualizo muy bien San Pol y Caldetes...

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  3. En la línea de El barón rampante

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