martes, junio 22, 2021

#9 (Diario de verano, 2021)

Estaba convencida de que jamás volvería a emocionarme con un poema de Córtazar, creía que era algo que sólo ocurría a los veintipico, cuando vas a la universidad y estás estudiando una carrera de letras, y te enamoras de los puentes, de los callejones, del cool jazz y de ciudades portuguesas, y no tienes ni idea de nada, pero te lo parece, y sientes esa especie de nostalgia del futuro, o de nostalgia por algo que todavía no ha pasado. Sin embargo, ayer, mientras conducía, escuché en la radio recitar "Estela de una encrucijada" y me partió en dos, porque me pareció que hablaba de ti y de mí, después de tanto tiempo y de tantas cosas. Tras tanto contexto perdido, cómo podía ser que hablara de ti y de mí. Hoy he ido a comprarme el libro para leerlo otra vez. 

Por tarde, he estado ensayando y he salido chorreando de sudor del local. Nos lo hemos pasado muy bien. 

Hoy he ido a trabajar presencialmente (no he teletrabajado) y me he sentido muy afortunada por estar haciendo algo que me gusta. Casualmente (o no tanto porque está en la misma calle), me he encontrado con antiguos compañeros de un trabajo que acabó consumiéndome, y de eso hace ya casi diez años. Me he sentido como una heroína, como alguien que escapó, que logró cambiar el rumbo, pero no por arte de magia ni por casualidad, más bien por insistencia. Y ahí estaba yo, contenta de haberme salvado, volviendo a casa.




2 comentarios:

Deja tu mensaje secreto.