domingo, julio 11, 2021

#12 (Diario de verano, 2021)

Devoro las mañanas de los sábados y los domingos nadando en la piscina, leyendo y tomando el sol en el césped, nadando-leyendo-sol. La luz se filtra por la claraboya e ilumina el agua. Contar piscinas me gusta y concentrarme en el número que estoy nadando.  

Me voy sintiendo mejor. La tristeza se está domesticando. La desesperanza va menguando.

Están ensayando ópera en la fábrica. En septiembre ya no estará y cambiará totalmente el paisaje urbano. Un bloque de oficinas llenas de gente con ordenadores la sustituirá. Lo peor será el ruido de las obras durante dos años. El polvo. No quiero que tiren la fábrica. Me cuesta mucho pensar que algo que lleva un siglo en pie vaya a desaparecer.

2 comentarios:

  1. ¿Domesticamos a la tristeza o ella lo hace con nosotros?

    Saludos,
    J.

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  2. la tristeza se domestica, o eso creemos, en cualquier momento te arranca un brazo con un mordisco...

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