sábado, octubre 25, 2003

rojo y de hierro

Las estaciones son las mismas, pero los vagones cada vez son más pequeños, nos acercan con más fuerza, nos limitan el espacio, te hacen inevitable. Mi libreta se queda al descubierto, y lo que es mío y quiero para tí, al desnudo. Hoy nos acercamos al puente, el que nos ve y nos cruza. Allá donde estemos. Nos paramos justo en medio. Levántamos la vista. Vemos golpear las antiguas persianas húmedas. Y en el viento que nos corta los labios, nos agrieta, rozándonos, van todos los recuerdos que ahora queremos sólo para nosotras. Volvemos atrás, sin cruzarlo.

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