Pero la cometa también hacía llorar con las piernas encogidas y la cabeza agachada, porque todo lo que deseabas te ahogaba. Como a mí.
miércoles, diciembre 17, 2003
de papel
Una foto me llevó a un libro que no recordaba. Antes era un libro-cometa que dejaba volar muy alto y que atábamos al balcón de un quinto piso. No sólo llevaba su historia, no sólo peligraba el orden de sus letras cuando se elevaba, en la cola iban nuestros cuentos ligeros, de poco peso. Y se sonreía en el aire por encima de esos días sacados del puño de un mago. La ciudad y las calles eran caricias, y nuestros zapatos como manos, y aunque era gris, porque finalmente acordamos que era gris, algunas fachadas eran naranjas y se miraban en el agua.
Pero la cometa también hacía llorar con las piernas encogidas y la cabeza agachada, porque todo lo que deseabas te ahogaba. Como a mí.
we can touch, touch our girls cheeks, and we can hold hands like paper dolls
Pero la cometa también hacía llorar con las piernas encogidas y la cabeza agachada, porque todo lo que deseabas te ahogaba. Como a mí.
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