domingo, diciembre 07, 2003

de pérdidas

Lo he perdido o me lo han robado. Y no me dejan encontrarlo, buscarlo por el suelo, por los rincones, por los bares, entre las mesas. Ver si está atrapado, entre las sillas, entre los abrigos, en los lavabos... Me arrastran, me empujan, gente y más gente, y yo quiero encontrarlo.
Intento sacar la cabeza entre tantas cabezas y mirar a un lado y al otro. Me ha parecido verlo en el mostrador de una tienda. Entro corriendo, suena la campanilla de la puerta, la dependienta dice que "no" y yo le digo "¿seguro?" y ella me contesta "seguro, aquí no está". Vuelvo con la gente, gente que habla y habla, y lo busco entre las palabras, me mira un hombre ¿y si lo tiene en su casa? o en la de ese, o en la de aquel. Voy a la estación, pero si está en un tren ¿en qué tren? Me parece imposible encontrarlo, descanso, me toco las manos, me giro el anillo y entonces,

entonces me acuerdo de ti y te veo a oscuras dejando tu anillo encima de la mesa, aunque ya sé que no es lo que estoy buscando. De eso hace sólo unos días, aún no hace tiempo... tiempo del que se descuenta. Porque sólo hace unos días te quedabas callada o dormida, mientras te enredaba el pelo con los dedos, y había algo más, quizás tus sueños, y yo pensaba en alguna canción que tengo, que tengo pero no sé, y en sus acordes poco exactos. Y estabas cerca, tan cerca, tan cerca de mi piel, que te confundía. Ahora, en una habitación, con las persianas medio cerradas, entra la misma luz que entraba, cuando tú escribías algo en una libreta encima de la cama y yo aún tenía mi nombre, mi nombre, mi nombre. Después, no sé, lo he perdido o me lo han robado.                     ¿Qué escribías?

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