lunes, abril 12, 2004
amistad circular
hace dos noches sentía la risa temblar en tu pecho y mi cabeza vibraba. Estábamos tan cerca que no sólo tu voz palpando a oscuras se mezclaba conmigo. Y los garabatos de otras veces no eran de papel y el deseo no era tinta, pero se deslizaba como el susurro de la mina de un lápiz sin punta. Me mojé intentando atrapar con el cuenco de las manos, tu cuerpo tan de agua. Y de las cosas que puedo ser, o podría ser, creo que sencillamente era yo acariciándote y tú besándome, tan natural como seguir riéndonos en los bares como hace dos noches cuando sentía la risa temblar en tu pecho y mi cabeza vibraba. Estábamos tan cerca que no sólo tu voz palpando a oscuras se mezclaba conmigo. Y los garabatos de otras veces no eran de papel y el deseo no era tinta, pero se deslizaba como el susurro de la mina de un lápiz sin punta. Me mojé intentando atrapar con el cuenco de las manos tu cuerpo tan de agua. Y de las cosas que puedo ser, o podría ser, creo que sencillamente era yo acariciándote y tú besándome, tan natural como seguir riéndonos en los bares como hace dos noches cuando sentía la risa temblar en tu pecho y mi cabeza vibraba. Estábamos tan cerca que no sólo tu voz palpando a oscuras se mezclaba conmigo. Y los garabatos de otras veces no eran de papel y el deseo no era tinta, pero se deslizaba como el susurro de la mina de un lápiz sin punta. Me mojé intentando atrapar con el cuenco de las manos tu cuerpo tan de agua. Y de las cosas que puedo ser, o podría ser, creo que sencillamente era yo acariciándote y tú besándome, tan natural como seguir riéndonos en los bares como hace dos noches
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