viernes, diciembre 24, 2004

el destino de una lágrima

Con el de hoy, va el quinto o sexto adiós de Ingrid. Cada vez nos superamos más en cuanto a lo cinematográfico. Esta vez con taxi incluído, mi taxi paralelo a los pasos de Ingrid, hasta que nos hemos perdido en una de esas calles tan concurridas de la ciudad. Ha sido una suerte dar media vuelta y que justo pasase uno libre, porque de otra forma hubiese estropeado un poco la escena.

Estos días me estoy atiborrando de chocolate y curiosamente en vez de engordar, adelgazo. El chocolate te da ese tipo de consuelo que te metes tan adentro que te lo comes. (chispas,consolador)

Iba por lo del taxi y el quinto adiós de Ingrid. He dado la dirección de la clínica al conductor y del portazo a temblado todo el coche. No sé si aún estaba llorando, creo que se me han mezclado las lágrimas con otras cosas, y al llegar a muntaner no sabía qué lágrima iba por quien. Mi padre el lunes empezó a llorar y yo le dije "llora sólo una" y él me dijo "una por ti". A partir de ahora destinaré todas las mías.


ah, se me olvidaba, me siento perdiz como una feliz.

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