Ayer gané una partida de billar para ti. Metí la última bola con elegancia, guiñándole un ojo a la suerte -aunque eso no lo vió nadie- ¿y si te dijera que horas antes me había caído un caramelo en la cabeza? y no es exactamente que duela, no... no hubo vuelta a la realidad más dulce que aquella.
A la vez, escuché música en la calle y quise llevártela con las manos en cuenco, como un poco de agua, o simplemente, como mis manos en cuenco llevándote música callejera.
Me alejé de la gente y caminé un rato sola. Un paseo agradable hasta el coche. De nuevo me habito, me siento a gusto en mis países.
A la vez, escuché música en la calle y quise llevártela con las manos en cuenco, como un poco de agua, o simplemente, como mis manos en cuenco llevándote música callejera.
Me alejé de la gente y caminé un rato sola. Un paseo agradable hasta el coche. De nuevo me habito, me siento a gusto en mis países.
Tú me viajarías.
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