Yo tenía 11 años. Estaba en el apartamento y mi padre me había traído un póster de Madonna de regalo, de los que anunciaban el concierto que iba a dar en el Estadio Olímpico de Barcelona esa misma noche. Recuerdo que estuve esperando hasta el final a que me llevaran, creo que alguien nos tenía que dar unas entradas y al final no pudo ser, o eso me contaron. Tal vez no era demasiado apropiado para un niña, pero yo estaba loca por Madonna ese verano y me quedé llorando porque no podía ir. El concierto lo vi sentada en el sofá por televisión, lo retransmitieron en directo. Me ha hecho una ilusión enorme encontrar el vídeo en YouTube de ese día. ¡Milagro! Me ha impactado tanto como entonces.
Aquel año nos paseábamos por la urbanización con un radiocassette de doble platina en el que sonaba Madonna y Technotronic a todas horas. Por las noches bajábamos a un hotel en el que hacían “discoteca” los viernes. Nos pedíamos una Fanta y las bailábamos todas. Íbamos sin padres, teníamos que estar de vuelta a las 12 de la noche. Yo me enamoré platónicamente del chico que ponía los discos. Se llamaba Toni y tenía 21 años. Seguramente nos veía como unas crías pesadas que lo perseguían. Además, teníamos coreografías ensayadas para cada tema.
Mi camiseta favorita de aquel verano era de color naranja con capucha y la llevaba con unas mallas cortas de color negro. Ese verano le dejé mi monopatín, aún no se llamaba skate, a un niño del grupo de los mayores y me lo rompió sin querer. Me enfadé mucho y dije “joder, tío” en voz alta. Lo arreglé con cinta aislante y me duró todo el agosto.
Aquel año nos paseábamos por la urbanización con un radiocassette de doble platina en el que sonaba Madonna y Technotronic a todas horas. Por las noches bajábamos a un hotel en el que hacían “discoteca” los viernes. Nos pedíamos una Fanta y las bailábamos todas. Íbamos sin padres, teníamos que estar de vuelta a las 12 de la noche. Yo me enamoré platónicamente del chico que ponía los discos. Se llamaba Toni y tenía 21 años. Seguramente nos veía como unas crías pesadas que lo perseguían. Además, teníamos coreografías ensayadas para cada tema.
Mi camiseta favorita de aquel verano era de color naranja con capucha y la llevaba con unas mallas cortas de color negro. Ese verano le dejé mi monopatín, aún no se llamaba skate, a un niño del grupo de los mayores y me lo rompió sin querer. Me enfadé mucho y dije “joder, tío” en voz alta. Lo arreglé con cinta aislante y me duró todo el agosto.
Ualaaaa, maravillosos Technotronic!!!
ResponderEliminarYo tengo la esperanza de no morir sin antes haber ido a un concierto de Madonna, ya sabes, la reina (sin sucesora posible) del pop ;)
Por cierto, mañana se celebran 32 años sin el Rey...
Qué bonita es la infancia :-)
ResponderEliminarjajajaja por qué gustan tanto las camisetas con capucha a esa edad?
ResponderEliminarme hago fan de los recuerdos de verano de paola vaggio.
por cierto, a mí me tocó un monopatín en una rifa de una feria y lo usaba bajando la cuesta super empinada de mi calle.. pero era una pava y siempre iba sentada jaja
no entiendo por qué nunca me ha gustado mucho madonna...
beso va ,)
Encanto, Paola.
ResponderEliminarMara