Ya no están los obreros guapos en la obra. Los que hay ahora son corrientes. Los guapos únicamente se encargaron del trabajo inicial, el más duro. Duro porque no había nada y nada hacía pensar que allí habría algo en un futuro. Con su belleza y su fuerza compensaban el vacío del lugar. Su misión era empezar a darle forma. Bellos como la imaginación.
Fua, cómo me estoy pasando.
Una mañana, al levantar la persiana, uno de los guapos miró hacia nuestra ventana. Estaba cortando maderas para cubrir huecos. Lo hacía rápido y sin entretenerse en las mediciones previas. Encajaban a la perfección.
Eran muy buenos, en serio.
Te ha quedado precioso el blog, Paola. Nos vemos pronto.
ResponderEliminarC.
Ay, sí...mandalos a mi finca. Los que hay tienen barriguita cervecera y no les he oído decir un piropo a una sola chica del barrio. Los obreros ya no son lo que eran...
ResponderEliminarBesos
Gracias Lilo. (Espero que seas la C. que yo pienso!) Un beso.
ResponderEliminarEntretenida, jajaja... estos sí que piropean! son muy escandalosos. Mua
Se podría decir que la figura del obrero-piropeador se está perdiendo, al igual que las viudas negras (ji), los espantapájaros y los camineros. El mundo está cambiando sin parar.
ResponderEliminarFeliz cumple (,) dememoria :)
Feliz cumpleaños, mi somiatruites favorita.
ResponderEliminarComo no estaba ahi. Te envidio.
ResponderEliminarfelicidades con dos días de retraso. y feliz otoño de playas.
ResponderEliminarQué suerte!
ResponderEliminarBesos
Guapos,atrevidos,vitales...precioso texto de una cotidianeidad que pocos/as ven.Un beso
ResponderEliminarYo pensaba que los obreros guapos sólo existían en aquellos anuncios de cocacola light: http://www.youtube.com/watch?v=TdrE1VMxzoE
ResponderEliminarQué empresa hacía las obras de al lado de tu casa? Por curiosidad...
Un abrazo guapa, a ver si nos vemos algún día.