Tan inevitable la noche como el día
en este desguace de rostros y palabras
que no alberga despedidas ni cartas.
Mis pasos sobre la pasta de hojas secas y lluvia
se detienen ante un cartel en la puerta de un edificio
–uno de esos con una escalera industrial y larga:
CASTING EN EL 2º 9ª
Una mujer con el pelo como los Jackson Five,
pero en blanca,
entra con paso decidido y una fiambrera colgada del hombro.
El portero dice: Buenos días.
Yo prosigo andando por mi laberinto
sin llama, llamada ni llamarada.
¿Y encontraste la salida al laberinto?
ResponderEliminarMe quedo por aquí. Me encanta :)
Un besito
Miss Carrousel
Hola Pececillo Carrousel! No la encontré, es que es un laberinto... :) Qué bien, muchas gracias. Besito
EliminarY quizás haya escaleras para salir del laberinto...pero a veces estamos a gusto allí ¿verdad?
ResponderEliminarHola Rocío,
EliminarMmm, no, yo no estoy a gusto.. Pero a veces sigo en lugares que no me gustan. Forma parte del poder del laberinto.
Pero si se hace de noche necesitaras una llama si continuas en el laberinto. O tendrás que salir... La noche hace que todos vayamos a nuestras casas
ResponderEliminarHola Marta Hora,
EliminarSí, tienes razón. Sin llama no veo el camino. Por eso es angustiante, a veces, el laberinto. Pero por dónde se sale?