En realidad, creo que el parque del laberinto no tiene por qué ser una
fantasía amorosa. Puede ser un buen momento. Un lugar al que tengo ganas
de ir. Y sobre el Tibidabo, supongo que tengo en mi mente la imagen del 89, cuando me llevaban y comíamos en un bar con forma de tiburón y
las mesas estaban justo dentro de la boca. En mi cabeza, todo ello
aparece como un comic o una postal antigua de Coney Island.
Esta tarde he comido en un merendero en Montjuic y he visto a una mujer
con ropa de deporte y bolso. Creo que se encontraba mal. Puede que
fuera drogada. Sus movimientos eran lentos, también podrían haber sido
los de un astronauta solo.
Cambiando de tema, estoy contenta, en general. Que es la mejor forma, supongo.
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