miércoles, marzo 29, 2017

Fénix





Las tardes alargan y las esquinas son una llamarada que de pronto me sorprende. Es una felicidad instantánea y verdadera.

Hoy he tramitado mi título de máster universitario. Hostia, me siento orgullosa, era uno de mis objetivos hace año y medio. También he visitado a mis ex-compañeras de trabajo. Apenas han pasado tres meses, no llega, pero parece una eternidad. Cuando he encendido mi ordenador y me he sentado en mi antigua mesa no he tenido ningún recuerdo. Por fin parece que la vida se abre de nuevo como en aquel terrado en el que pasaba mis noches de adolescente.

Ha llegado a mis manos una bicicleta antigua, que no se usaba, una Orbea Laida, un modelo de finales de los 70's, de color verde. La estoy limpiando de óxido. Todas las piezas son originales y de pintura está intacta. Me emocioné y pensé en vender mi Motobecane y quedarme la Orbea, las marchas funcionan mejor, pero lo cierto es que me he echado atrás porque mi bici ya es mi bici y cuando comprendes el "mi" ya no hay nada más que hablar. Me siento muy cómoda con ella, ya sé qué defectos tiene y los acepto. Somos felices.

Voy a vender la Orbea a buen precio porque no puede tener dos bicicletas en la escalera (aunque mi okupación ciclista va por los fiestotes que se pegan los vecinos de abajo, cada cual con sus manías). Todavía no le hecho fotos pero actualizaré el post y si a alguien de Barcelona le interesa me puede escribir un mail (paolavaggio@gmail.com). Se puede venir a probar. Es muy cómoda y no pesa. Va fina.

Con mis vecinos, mi relación ha cambiado. Ya no me enfado cuando ponen música ni cuando están de fiesta un martes a las 3:00 de la mañana o un domingo a las 9:00. Pienso... déjalos, es bonito. Lo pasan bien. Y desde el momento que cambié mi actitud, nos saludamos, me invitan a pasar, veo sus movidas, alegría. De hecho, se han calmado bastante o ya me he acostumbrado.

La perri ya ha cumplido 7 meses. Llegó con tres meses a casa y ya es toda una perrita con bigotes, cejas y pecas.
















6 comentarios:

  1. Me he sentido un poco identificado; acabar el máster, sueños de un año y medio atrás cumplidos, bicis antiguas, mascota cumpliendo meses. Con todo menos con los vecinos. Yo no tengo y el silencio que me rodea es algo de lo que me costará desprenderme (si alguna vez me lo quitan).
    Un abrazo.

    PD: Me gustan tus fotos.

    ResponderEliminar
  2. Creo que es la mejor forma de envejecer (horrible palabra) aceptar las cosas, las propias y las de los otros... Al menos se vive con más tranquilidad ...

    ResponderEliminar
  3. Anónimo2:39 p. m.

    No me veo😤

    ResponderEliminar
  4. Anónimo2:39 p. m.

    No me veo😤

    ResponderEliminar
  5. Yo no sé si sería capaz de tener una actitud tan zen con unos vecinos ruidosos. Cada vez me gusta más el silencio.
    Enhorabuena por el máster! Me alegra leer que sientes como la "vida se abre de nuevo".

    Pd: m'encanta la Orbea! es preciosa!

    ResponderEliminar
  6. Qué fotos tan chulas! Esa esquina desprende calidez

    Tema vecinos, ya puedes imaginarte lo que pienso. No soporto ni tolero que me roben la calma y el silencio. Si yo trato bien y respeto a los demás, me enfurece que los demás no me devuelvan el mismo trato. Pero envidio que te lo tomes así. Ojalá fuera capaz de conseguir que no me afectaran estas muestras de egoísmo ajeno

    ResponderEliminar

Deja tu mensaje secreto.