miércoles, marzo 20, 2019

Ceniza



Una desilusión (tal cual), una mala temporada en el trabajo y un desencuentro sentimental,  me han dejado en una especie de limbo en el que, sinceramente, no sé dónde situarme. Llevo meses sintiéndome a prueba y creo que, definitivamente, he suspendido. Y está bien. He suspendido. Casi es un alivio que me hayan dado la nota final, aunque me parezca injusta. Pero, por lo menos, puedo descansar un rato porque se ha acabado la carrera.  Es algo así como encontrarse de nuevo y saludarse, sin demasiada efusividad, pero con cariño. He echado de menos, en el fondo, sentir que nada depende de mí. Que todo sea incontrolable. Es una excusa buenísima para pegarse un atracón de series y quedarse en casa bajo las sábanas, o salir a pasear sin ningún plan por el barrio. O recordar el pasado, que no siempre es mejor, pero en la cabeza sí. Tengo muchas ganas de enfrentarme de nuevo a la reconstrucción, a las cenizas. Ver qué sale de todo esto, ver en qué se convierte, ver cómo me las apaño. 

1 comentario:

  1. En realidad todo depende de nosotros, pero en el fondo nada depende de nosotros. Nuestra es la pelea, la lucha y el plantar cara a lo que venga sin rendirnos... No parece gran cosa, pero es lo único que tenemos.

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