Yaya, que en paz descanses. Ya han operado a la mama y está bien, no pude decírtelo porque cuando te llamé, cuando marqué tu número, ya no pudiste contestar. Ahora lo sabes desde donde estés. Gracias por todos los días que pasamos juntas.
Estoy acordándome de cuando me llevabas contigo a comprar al mercado y te tomabas un cortado en el Marcelino, que era de Zaragoza, como tú. Y de cuando íbamos en metro al centro y me ayudabas a contar las paradas. 14 paradas. Y del cuento de los Tres Cerditos, que tanto me gustaba, porque siempre parecía nuevo. Y de tu máquina de coser mientras me dabas la merienda, y de tus lentejas, y de tus croquetas. Y de qué lista es mi nieta, y qué bonica, y qué chicotón. Y de cuando en Navidad cantabas jotas y estabas feliz. Y de cuando ibas a bailar y te arreglabas y estabas muy guapa, y de tu canción preferida en el karaoke, “Solamente una vez”. Y del bingo, que siempre ganabas. Y de cuando en verano me llevabas a la playa temprano y nos bañábamos cuando todavía no había llegado “toda la gente”. Y yo siempre me fijaba en que no había pisadas en la arena.
Te quiero mucho. Cuídanos. Ayúdame a ser valiente. Mándanos alegrías, por favor, momentos bonitos. Gracias por enseñarme tantas cosas. La historia de la nieve asada. ¡Cuánto viviste! No diremos tu edad, siempre serás más joven. Seguro que te gusta la canción que te dedico para despedirme de ti. Ahora necesito unos días para bajarme del árbol. Lo entenderías. Besicos, yaya, besicos.
Siempre me ha gustado esta canción, en sus diferentes versiones.
ResponderEliminarFeliz Navidad
Gracias, igualmente.
EliminarNo creo en el más allá, pero ojala pueda escuchar tus palabras ..
ResponderEliminarUna canción muy bonita...
Sí, ojalá. Muchas gracias...
EliminarQue yaya tan bonita!!
ResponderEliminarUn abrazo
&
Sí, fue una persona muy bonita. Gracias.
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