martes, mayo 21, 2013

post 1004. Una desconocida en el jardín


Mi refugio es Inés, que ya se ha levantado de la mesa del desayuno y ha salido por la puerta. Ahora veo cómo se marcha. Inés es como liarse un cigarrillo y fumárselo a solas en la terraza, de noche, cuando nadie pisa la calle pero un avión pasa por el cielo con un centenar de pasajeros. Ladra un perro, no hay luna. Con Inés no pasa el tiempo y el amor siempre sigue intacto. Inés es la canción que cada tarde escucho en spotify y tarareo por las mañanas cuando se sube la barrera del párking. Inés es la sábana con la que me tapo en la cama. Inés son mis temores. Inés, tras la ducha, se seca el pelo, pero no del todo. Siempre se lo deja un poco húmedo. Puede que Inés seas tú misma, lo que te queda de ti por conocer. Inés siempre responde a mis llamadas, pero no siempre me habla.

Hasta mañana, Inés.

5 comentarios:

  1. inés... me gusta inés...

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  2. a mí también me gusta inés... la noto cercana
    como si pudiera verla cualquier día en mi salón al levantarme...

    (y me gusta la sensación de que quedan cosas de mí por conocer... e irlas conociendo. casi sin querer.)

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  3. Inés, Inés, Inés, Inesita, Inés.
    Saludísimos
    Nieves

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  4. ¡Ay Inés del alma mía!
    MaLuisa

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