sábado, abril 15, 2017

Reflexión primaveral en festivo



Ya ha pasado medio año. Seis meses es medio año, ¿verdad? No sé si mi tiempo de barbecho ha sido ya el suficiente o si todavía tengo que reposar un poco más.

Por un lado, ahora que se acerca el verano, los días alargan y todo es luminoso, me gustaría conocer a alguien especial y poder pasar tiempo con ella y compartir momentos, disfrutar, querernos y respetarnos, cuidarnos. Todo muy bonito. Hoy he tenido una fantasía sexual con un ex-amor con la que siempre tengo fantasías sexuales, y eso que ya han pasado tres años. Bueno, es que me encantaba nuestra química sexo-emocional-afectiva-amorosa. Y de vez en cuando, me doy un revolcón con ella en mi imaginación. Revolconazo. Pero no me afecta emocionalmente imaginarlo. Ya no es por melancolía o nostalgia. Es pura fantasía.

Dudo sobre si estoy preparada para exponerme de nuevo. Sin embargo, creo que ahora sabría parar en el momento en el que viera que la relación no me conviene antes de estrellarme. He tomado conciencia del daño que puede causarme y, a su vez, del daño que puedo causar.

Todo esto está muy bien en frío. En frío se piensa con claridad. Si me enamoro y no se enamoran de mí (o al revés), se tiene que salir de ahí, porque lo que para una persona son buenos momentos de sexo y compañía, para la otra son momentos sublimes y unforgettable, como la canción. Es como estar viendo dos películas distintas a la vez. Recuerdo lo enamorada que estaba en octubre y me despierta cierta intriga pensar en lo feliz que me sentía en mi burbuja y falsa ilusión. A pesar de que, probablemente, muy en el fondo, si rascaba, sabía que era una especie de regalo caduco y nada más, pero la esperanza nos alienta cuando queremos a alguien. Y yo, en aquel momento, estaba requetenamorada de aquella persona, aunque también he dudado de si era verdaderamente amor lo que yo sentía, pero me parece poco honesto cambiar el sentimiento según sea el resultado... sería como cuando el Barça no gana la Copa del Rey, que entonces dicen que es un título secundario. Algo así.

Pero en cambio, en caliente, en caliente no pienso con claridad. En caliente es un "bueno... sé que no siente lo mismo pero mientras dure, qué bien me lo estoy pasando, ya me las apañaré cuando me dé el bajón". Error, porque no me las apañaba. Así de claro. 

Como ahora estoy empezando a volver estar bien sola, tampoco me parece algo urgente lo de conocer a alguien, me parece más importante encontrar trabajo y esforzarme por sentirme a gusto en el lugar que sea.

Me gustaría hacer una ruta por Cerdeña, recorrer toda la isla, pero sé que no puedo sin dinero, y sin trabajo, no hay dinero. Aun así, estoy contenta de haber recuperado la ilusión por ese tipo de cosas.


La perri ha descubierto la pelotas de ping pong. 








miércoles, abril 12, 2017

Pájaros al amanecer





Son las siete de la mañana. Me gusta escuchar los pájaros del amanecer y los primeros autobuses. Preparar café. El café es hogar. 

Hoy voy a regocer mi bici y tendré sillín, cubiertas, faro y puños nuevos. El sillín me lo robaron y las cubiertas estaban agrietándose por el borde que toca a la llanta. Queda una historia por terminar de contar, y es el final feliz de la Orbea Laida, que finalmente me la compró una chica que trabaja en el local de al lado. Me caen muy bien y a veces hablamos por las tardes o cuando bajo la basura. Mi faro se lo puse a la Orbea para que tuviera luz. El chico del local de al lado me dejó las herramientas porque siempre me falta la que no tengo. El otro día hablé con un desconocido y me contó que a él le pasaba lo mismo.

Me siento feliz porque poco a poco estoy recuperando mi autoestima. He empezado a reconocer cuando me cuido y cuando no. Cuando me protejo y cuando me expongo a situaciones que me acaban pasando factura. Cuando me trato bien y cuando no. Y también a distinguir cuando me tratan bien y cuando no. Hay tantas formas invisibles de hacerse daño. Son pasos importantes. Son grandes pasos. Siempre me había parecido un tópico lo de que las crisis servían para crecer, pero esta vez sí estoy tomando conciencia de ello. 

El largo camino por el desierto está empezando a cambiar de paisaje. Y si alguien se pregunta... ¿habrá conocido a alguien? Pues sí. En realidad, es un reencuentro con alguien a quien he amado y a quien por distintas circunstancias dejé de cuidar, de comprender, de ver, empecé a tratar mal... ¿Quién será?

¡Soy yo! ¿No es extraordinario!? A mí me lo parece.

La perri sigue durmiendo. Hoy vamos  a ir a un parque nuevo. A ver qué tal... (yo a lo mío)












lunes, abril 10, 2017

Lado oscuro




He recordado las tardes de aquel verano en el que estuve encerrada en casa, con las persianas bajadas, viendo todas las temporadas de The Walking Dead en bucle hasta las tantas. Aquel agosto, en un curso de inglés conocí a un chico que me caía muy bien; desde el primer día me recordó a un novio que tuve a los 18, que llevaba una cresta y era muy tierno, trabajaba en la fábrica de dulces artesanales de sus padres y los fines de semana me traía una bolsa de galletas hechas por él. Pasábamos mucho rato en su coche escuchando música y metiéndonos mano. Un día nos emborrachamos con pacharán y coca-cola y estuve vomitando. También me desmayé. Ya no he vuelto a probar el pacharán. Fue durante unas fiestas de la Mercè. Vale, ya me acuerdo. Luego estuvimos en la playa durmiendo. Creo que fuimos felices. Rompí yo, no sé si porque me gustaba una amiga de su hermana, no estoy segura. Mi amigo del curso de inglés estaba en tratamiento porque era alcohólico. En clase nos reíamos y siempre hacíamos los ejercicios juntos. Le gustaba ir en bici por la montaña. Tocaba el bajo. Hablábamos en la calle mientras fumábamos. No podía sentarse en un bar. En el blog le llamé Carl. Nos contábamos muchas cosas, intimidades. Acabó el curso, acabó el verano solitario, acabaron las temporadas de zombies. No nos volvimos a ver. Me gustaría saber cómo le va pero no tengo manera de contactar con él. 

He estado tomando el sol en el parque mientras la perri corría, saltaba y a mí me subían hormigas por el brazo. Luego he tenido un lapsus de cuatro horas de desesperanza y he pensado en tirar la toalla. A las seis de la tarde me he duchado, me he vestido como si tuviera una cita especial, he escogido la ropa, me he pintado los ojos y los labios. Me he ido a pasear sola por el barrio, por las calles poco transitadas. La tarde era bonita y triste. Todo seguía pareciéndome una mierda, pero una mierda llevadera.


sábado, abril 08, 2017

La esperanza




Me pregunto cada mañana: ¿por qué no has sabido encontrar tu vocación? Es algo que me da vueltas y vueltas y vueltas. No es un reproche,  es una intriga. Me parece un enigma. Como si tuviera la respuesta frente a mí y no la viera. No tengo ganas de volver a mi profesión (tal vez por ello no encuentre trabajo, puede que inconscientemente me resista), pero "es mi profesión" y no me queda otra. Más vale que lo acepte, como las demás cosas que no me gustan. Como todo eso que me está costando tanto digerir. No quiero que sea resignación, quiero que tenga un sentido.

Paseando por el parque, de repente veo dos cuerpos entre los matorrales. Me sorprendo. Son dos mujeres tomando el sol. Una imagen extravagante y bella. Bingo. Estoy a salvo, pienso. Estoy a salvo porque estoy aquí, frente a esta revelación. Un mediodía, en un parque, en una ciudad, en un mes. Este es el momento extraordinario del día.

La esperanza a veces se cuela en una expresión, en un gesto, en una mirada esquiva, en el cambio de una palabra por otra, en el tono de voz. La esperanza aparece como una liebre con los ojos iluminados por un faro. O como un caballo salvaje en un bosque. O como dos señoras en bikini en un parque.


miércoles, abril 05, 2017

The wonder of you



Escuché el lunes el cover de Conor O'Brien de The Wonder of You en la serie Big Little Lies y no he podido sacármela de la cabeza. Esta tarde he estado tocando un rato y he hecho mi propia versión improvisada. Me encanta tocar en mi casa, como si siempre fuera de madrugada y estuviera en un bar en el que solo está el camarero fregando vasos y una chica misteriosa en la barra escuchándome. Y entonces, cuando salgo a la calle, en noche de lluvia, con la guitarra al hombro y las llaves de mi casa en el bolsillo, ella está bajo el cartel de neón esperándome. Y me dice...

Un día lluvioso de abril de 2017








Me gusta poder hacer cosas de domingo en martes. Ayer estuve en el parque fluvial porque hacía mucho sol y calor. Hoy, en cambio, está lloviendo. A la perri le conté que en realidad ayer estábamos en la selva. Así no tendrá ganas de conocer la selva porque pensará que ya la conoce. La información se puede usar de distintas formas.
Me gustaría estar contigo.

Hoy me he despertado pronto para ir a poner dos instancias al departamento de educación de la Generalitat y he hablado con dos funcionarias distintas y ninguna de las dos sabía de qué iba cuando lo explica claramente en la web. Me ha parecido curioso. Relax. Lluvia.

El sábado por la mañana me desperté y la luz que entraba en la habitación me recordó que probablemente un año atrás estaba contigo. 

He desayunado dos veces. 
Me ha pillado la lluvia al volver.
Antes de salir de casa he puesto una lavadora con sábanas. En mi iphone ponía sol. 
Ahora tengo muchas sábanas mojadas.
Me gustaría estar contigo. 

El domingo  había mucha gente en la calle sonriendo. Me sentí, en cierta manera, desubicada. 
He leído lo del ataque químico y que han muerto 100 personas. Y yo pensando en gilipolleces.
Me gustaría estar contigo.

La otra tarde, mirando pasar trenes, me di cuenta de que cuando uno va otro viene, que siempre se cruzan en ese punto. ¿Por qué? Me bebí una lata de cerveza pensando en ello mientras mis ojos se pegaban a las vías. En ese momento también pensé que me hubiera gustado estar contigo. 

Ayer hice una lista de pilares de mi vida y puse "la llar". El hogar. Me pareció bonito. También puse "mi mundo interior". Todo muy bonito.









sábado, abril 01, 2017

Soy su humana preferida

Hay días en los que avanzo por el desierto y me encuentro con algún oasis para beber agua y reponer fuerzas. Como por ejemplo ayer noche, que fui al teatro a ver Limbo, una obra basada en textos de Miquel Missé y dentro del ciclo La Revolució dels Gèneres. En algún momento me sentí reflejada, tal vez porque una crisis existencial genera un cambio y un cambio un tránsito hacia otra etapa.

Después de la obra y cuando ya se había ido todo el mundo, Santajudy me enseñó la Sala Beckett, el edificio, y me encantó porque es antiguo y decadente, muy Poblenou. También entré en los camerinos y acaricié la ropa de las actrices. Santajudy me habló de los fantasmas y hubo un momento en el que oímos un ruído y nos asustamos. También toqué un piano antiguo, pero que estaba afinado, y hacía muchos años que no me ponía frente a un teclado. No se me ha olvidado. Supongo que un día de estos recuperaré mi piano y lo traeré a casa, adonde quiera que esté mi casa en ese momento futuro que estoy proyectando ahora mismo. Luego fuimos a tomar una cerveza y algunos gotas de lluvia se estrellaron en mi capucha.

El lunes me di cuenta de que había dejado de hacer cosas por miedo a mis crisis de ansiedad. Así que durante esta semana me he enfrentado a tres situaciones que me causaban temor. Lo peor que podía pasar era desmayarme. Gané 2 a 1. En una de ellas tuve mareos y se me aceleró el corazón, muy a lo Tony Soprano. Lo malo es que el hecho de tener que disimular me causa más mareo así que ahora intento avisar a todo el mundo de que puede que me ocurra. Aunque en según que situaciones y con quien no podré hacerlo. Bueno, ser una persona al borde del desmayo es lo que tiene.

Ayer, durante todo el camino al teatro me repetí la frase "vas a un lugar seguro", "vas a un lugar seguro", "vas a un lugar seguro, no te va a pasar nada". Me senté en primera fila y en pasillo por si tenía un ataque de pánico. Pero estuve bien, me sentí relajada. Me fui a dormir feliz porque pude controlar. Ayer gané la mitad de mi confianza perdida. Fue un gran paso. 

Mi tristeza ha dejado de ser intensa. La sentí un día a las ocho de la tarde en el que la luz del cielo era como la de otros días, otros días que no son estos. Tuve una sobredosis de melancolía. Luego se marchó. Por lo demás, me siento a gusto en soledad. Temporada ermitaña. Mi última así dio buenos resultados. Tengo la esperanza de que suceda lo mismo esta vez. Volver a motivarme y a saber lo que quiero.

La perri se coloca con el olor de mi pelo. No sólo olisquea, esnifa profundamente. También me esnifa el cuello y eso me hace reír. ¿Huelo bien o mal? Supongo que huelo a su humana favorita. 





La Orbea me ha quedado muy bonita. El otro día saqué todos los bártulos a la calle y la estuve limpiando otra vez, creo que podría limpiarla todavía más. Me relaja mucho hacer cosas manuales, cosas en las que tenga que poner toda mi atención pero no intelectualmente. También le cambié la bombilla de la luz trasera, fui a comprarla. La dinamo funciona. Mañana la vienen a ver. Avisé a mis vecinos que lo de las dos bicis en la escalera era temporal. Me dijeron que no me preocupara, que había confianza. (¿ah sí?)