sábado, abril 30, 2005
breve
Doy vueltas por la habitación y dibujo círculos imaginarios a tu alrededor. Cuando cuelgas, coloreo mis huecos en blanco.
miércoles, abril 27, 2005
el bar
La violinista entra en el bar con un cigarro en los labios y una funda de violín. Saca unas partituras y se sienta en la barra. Pide un café.
La cocinera ha salido y ha mirado a Eduardo. Siempre se miran y se sonríen. Soy la única que nota el flirteo entre Eduardo y la cocinera, tengo un secreto. Risitas, palmaditas y frases cortas que acaban en silencio. Ella es una mujer rubia, no muy alta. Se recoge el pelo y tiene las facciones dulces. Le voy a poner Cristina porque le brillan mucho los ojos. Desde que noté cómo le miraba, Eduardo me parece atractivo. Me gusta su nuca y su forma de decir "ya..." En vez de "sí" dice "ya..." Cuando Cristina pasa por detrás de la barra, Eduardo no se aparta y se rozan, yo diría que incluso saca el culo para rozarse un poco más. Es una relación de roces.
Después entra el chico alto y dice "lo de siempre, un café con leche y una pasta" Siempre especifica qué es "lo de siempre". Creo que ni él lo tiene demasiado claro. Luego se va al fondo y lleva un jersey blanco o yo lo visto así cada día. Pone cara de ensimismado y se le queda la boca un poco abierta. Tiene la barbilla algo echada hacia delante.
Vienen unas chicas que trabajan en una oficina. El otro día, la morena con el pelo rizado estaba llorando porque se había quedado sin trabajo. Me supo mal.
Willy me habla como un papá. Hola chata, cómo estás ¿un té verdad? ¿quieres que te traiga el periódico? Sí quiero. A Willy me lo llevaría a que me contara un cuento. Yo bostezaría de sueño y él diría ¿dejamos aquí el cuento? Tienes sueño. Sí, tengo sueño. En cambio, su hermano, que también trabaja allí, algunas veces me invita a fumar y me cuenta lo que ha hecho el fin de semana.
A todos ellos me gustaría tenerlos en una cajita o en una maqueta en miniatura, para acariciarlos con el dedo como si fueran figuritas de mentira.
domingo, abril 24, 2005
hay muchas farolas
Hay muchas farolas, seguro que más de mil... Son esas cosas que parecen llamitas desde las nubes. Es difícil encontrar una calle oscura en Barcelona para intimar en el coche, intimar del verbo intimar: *dicho de un cuerpo u otra cosa material, introducirse por los poros o espacios huecos de algo. Además, no me veía sacando un tirachinas de dentro del bolsillo y cometiendo un acto incívico para fundir todas aquellas luces anaranjadas. Para fundirlas todas. Lo curioso es que finalmente ella aparcó delante de mi anterior trabajo. Su pelo era parecido a la lluvia y resbalaba en mi rostro. Últimamente pensaba que había estado siguiendo una dirección equivocada o una dirección prohibida, pero volver casualmente-de-nuevo-aquella-calle fue una sonrisa del azar para seguir en rumbo y también encontrar un marcapáginas en un libro olvidado.
Mi corazón en rótulos de neón.
Estreno algo nuevo para que me dé suerte.
Estreno algo nuevo para que me dé suerte.
Recibí un mensaje desde París. Con una promesa. Se habla tanto en futuro que mi imaginación tiende a recordar cosas que no han sucedido. Pero lo que quiero es conjugar el presente que de siempre ha sido el más fácil.
*Según la rae (Real academia española)
jueves, abril 21, 2005
porque no sé dibujar que si no...
Cuando en diciembre estuve en el hospital con mi padre, me acompañaron Maggie y Hopey, las protagonistas de Locas, unos cómics que me había regalado mi amigo Ike justo un día antes de que mi padre ingresara en la uci y que metí en la mochila aquella madrugada. Además, Ike me había dicho muchas veces que me parecía a Maggie y tenía mucha curiosidad por conocerla. La verdad es que los devoré con cariño mientras esperaba que mi padre se despertara de su viaje a la clínica rejuvenecedora. Maggie y Hoppey se suman al recuerdo de las decenas de cotorras que se veían desde la ventana del pasillo y que coloreaban de verde el invierno. Curiosamente, fue entonces cuando se me ocurrió cual iba a ser tu regalo de navidad y llevé todos los archivos a la copistería de en frente para encuadernarte mi primer año de bitácora. Marta me prestó unas gotitas de tu olor un mediodía y me pasé la tarde oliéndote en mi chaqueta, mientras leía las cartas sin enviar del Profesor Bartleboom, el estudioso de los límites y finales de la naturaleza
La última entrada que he escrito ha sido Puestas de sol. Sabéis, es genial esto de que los días se acaben. Es un sistema genial. Los días y después las noches. Y otra vez los días. (...) Y allí donde la naturaleza decide colocar los propios límites, estalla el espectáculo. Las puestas de sol (dijo el Profesor Barleboom - capítulo 5, "Oceáno mar", A. Baricco)
Y allí, en la cafetería de la primera planta que tenía cortinas con volantes, flores y vistas a un patio con mucha luz, pensé que en cualquier momento podías aparecer del interior de la manga como un viejo truco de mago. Y era verdad porque dos días después apareciste, justo en la misma mesa. Y de nuevo te ví de lejos y yo me acercaba. Es lo que más me gustaba, verte de lejos y acercarme.
He descubierto a otro pesado como yo que se llama Frederic Boilet y es dibujante de cómics. Primero me dejaron La Espinaca de Yukiko y me encantó su idilio con la Señorita Yukiko Hashimoto porque es una historia de detalles, además sus ojos me recordaban a los tuyos que es como lo más absurdo que puede pasar porque tú no eres japonesa. Después me compré Mariko Parade, que viene a ser lo mismo pero diferente y acaba mal claro, por eso digo que es un pesado como yo. Y ayer no pude resistirme a Tokio es mi Jardín, que por cierto, tiene un happy end.
lunes, abril 18, 2005
atracón
Esta tarde quería comerme el mundo pero he tenido que entrar en clase. En ese momento yo creía que el mundo estaba en el bar o tomando el sol fuera. Luego he estado con las pequeñas C y C. Las he acostado a las 21:30 pero ellas han leído con la linterna comics manga hasta las 22:00. La C más mayor me ha contado que le gusta dormir al lado de la pared y que cuando sea una C aún más mayor será dibujante. La C pequeña me ha dicho que me pusiera la careta de spiderman y que lanzara unas cuantas telarañas. De camino a casa he vuelto a ver el mundo junto al parque y sólo tenía una estrella. Entonces ha sido cuando ñam, era presa fácil y me lo he comido.
jueves, abril 14, 2005
en realidad
Faltan cinco años para que vuelva a ser miércoles 14 de abril y en realidad, a mí me gustaría no contar tanto, ser menos reflexiva y más papirofléxica. Ser una experta en pretecnología y llenarte la casa de papel pinocho, de pegamento, de figuras de cartulina. Decirlo todo manualmente, acariciarte. Pero llevo un año escribiendo. Soy una manazas.
miércoles, abril 13, 2005
página de diario
Ayer vino a buscarme mi padre al trabajo. Era una sorpresa... Después me llevó en coche hasta la Barceloneta y comimos a pie de playa con mi madre. El mar se veía a través de la copa de vino blanco, estaba azul y muy brillante y dos perros corrían en la orilla. Después, ellos se fueron y yo me quedé porque tenía clase, pero era mentira, no tenía clase. Me senté y hundí los pies en la arena. Empezó a sangrarme la nariz.
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