Aprender a resistir en tu espacio
Nadar enseña a saber cual es tu espacio, a ganártelo y a protegerlo. Cuando eres novata y te toca compartir carril en la piscina, te pones nerviosa, de hecho, es bastante común abandonarlo, porque te sientes incómoda con alguien que nada más rápido, o que ocupa más volumen, o que nada de forma agresiva... No solo incómoda, también insegura, piensas que tal vez estás molestando, que estás entorpeciendo el ritmo del otro, y que van a comerte viva los tiburones; pero con el tiempo aprendes a resistir en tu espacio de carril, aprendes a confiar en tu brazada, en tu respiración y en tu ritmo, porque es el tuyo. Cuando confías en eso, empiezas a respetarte y empiezan a respetarte. Así es cómo comienzas a sentir que tienes tu espacio en el carril. Ya puedes compartirlo con quien quieras. Por lo general, si la otra persona también sigue los códigos clásicos de una piscina, no tiene por qué haber ningún problema. Esto no lo aprendí de las nadadoras más rápidas, lo aprendí, precisamente, d