Acabo de perder un amor. Bueno, ya estaba perdido, pero siempre hay esperanza hasta que te dicen "estoy con alguien". Otra persona. Con ojos, orejas y labios. Y una vida. Una profesión. Una voz. Otra persona. Cuando te dejan de querer es como si se murieran sólo para ti y siguieran viviendo para otros. Para otras personas. Es como estar a los pies de una noria luminosa, pero sin ticket para subirte en ella.
Otras personas. Con manos, cuello, pies, ideas, palabras. Otras personas. La complejidad de las personas. Con infancia, como yo. Con alguna manía, como yo. Otras personas.
Acabo de recordar que hace una año quería casarme.
Por otra parte, ya no es necesario que mande mensajes en código morse.
He despertado a Carl en cuanto me he enterado de la pérdida. He agradecido que sea mudo, para que no pudiera decirme tonterías como "ella se lo pierde", "ya conocerás a alguien", "tú eres maravillosa". Osa, osa. Otra persona. Carl se ha limitado a darme pañuelos de papel y ha encedido una hoguera mientras yo le daba patadas a un pobre tronco del bosque. Son las dos de la madrugada. Quién no se haya sentido alguna vez así, no es persona. Otra persona.
Esta mañana he estado nadando en la playa. La he nadado toda y luego he vuelto. ¿Cuánto mide la playa? ¿Un kilómetro? No me canso de nadar. Me canso de otras cosas, pero no de nadar. En la playa había otras personas. Todas esas personas.
Estaba inquieta. La luna llena siempre trae algo que estaba escondido. Lo saca a la luz días después. Sentía una tristeza pero no sabía de donde venía. Había recaído, incluso, en viejos malos hábitos. No se puede confesar la tristeza, la gente huye como de una enfermedad contagiosa. Menos Carl. Que es un valiente sin palabras. Nos volcamos con los males de los órganos vitales, pero no con los del alma. Es un sálvese quién pueda.
Vuelta a empezar. Carl me está mirando. Intenta hacerme reír. Me abraza torpemente. Temo que esto le afecte. Que esto descompense el equilibrio que habíamos encontrado en el bosque.
Tengo viajes pendientes a la ciudad. Es donde sigue la rueda de la vida. Los planes de presente, los planes de futuro. Todo eso que ahora parece una distracción absurda.
Carl se está quedando dormido. Tiene 21 años. Pobre chaval. Pobre persona.