viernes, diciembre 29, 2017

Día singular (1)

La realidad no se corresponde enteramente con mis deseos. 

Debo ajustar mis expectativas, o anularlas del todo y correr un tupido velo. 

A Croqueta, la perri, también le pasa. Le gustaría pasear todos los días por la playa a las 12 de la mañana. 

Me propuse ayer que cada día fuera singularmente especial, de repente tengo prisa por llenar los silencios. Hoy ha sido el día "especial" (me estoy esforzando) en el que he hablado con un brasileño mientras me fumaba un piti en la plaza universitat; llevaba 23 años viviendo aquí; en concreto, en el Raval.  Me ha dicho que los catalanes somos leales (no sé a qué ha venido eso). Hoy también ha sido el día en el que me he enamorado de la dependienta de una librería. Prefiero llamarla librera. Lo primero que me ha gustado de ella ha sido su forma de aparecer tras el mostrador, un hola de repente, como cuando abres una lata de cerveza. Lo segundo, su acento de las baleares. Lo tercero, que me ha recomendado una novela de Carson McCullers con brillo en la mirada. 


Se me cierran los ojos. ¡Qué día tan singular!

miércoles, diciembre 27, 2017

Duna

He pasado la mañana en la playa. Me he puesto la capucha para no llenarme el pelo de arena. Me he apoyado en una duna, si se puede llamar así, a ver el mar. La perri se ha echado a mi lado. Era la primera vez que se estaba quieta en la playa. Me hace feliz que empiece a reconocer que cada momento tiene un ritmo distinto. 

Tengo el síndrome de la cuenta atrás. Como si todo lo que se hace estos últimos días del año no sirviera demasiado, no contase. Como si el dibujo estuviera lleno de imperfecciones borradas y necesitara ya un nuevo folio.

Se me cierran los ojos.



lunes, diciembre 25, 2017

Habitaciones intactas

Estoy en mi cama de adolescente, como cada año por estas fechas. Me inquietan los lugares que permanecen intactos a pesar del paso del tiempo; volver (sea donde sea) nos convierte en mitad espectro. 

Hay partes fantasmagóricas  que se llevan a cuestas. ¿Puede una  deshacerse de ellas? ¿Se puede, acaso, reanimarlas y devolverlas a la vida? Abrir los porticones y las ventanas para que entre la luz, el sol, la brisa, la niebla.

C., a miles de km de aquí, estaba feliz. Eso ha dicho por skype mientras cenábamos en familia, aunque verdaderamente nadie lo sabe. Decir "estoy feliz" te hace feliz en alguna parte y dentro de las personas que te escuchan.

Hoy pensaba en el apocalipsis personal y hecho a medida, mientras iba camino del coche, y en la supervivencia. En los mecanismos que aprendemos, durante años, para esquivar las situaciones de peligro de muerte simbólicas. 

He cambiado en los dos últimos años. Y ahora quiero cambiar de nuevo.  Sin embargo, hay salas que se mantendrán intactas.




domingo, diciembre 24, 2017

domingo, diciembre 03, 2017

Old feeling






El colchón se desplaza algunos centímetros y sobresale del somier. Lo vuelvo a colocar en su sitio antes de acostarme. Cierro la puerta. Me gusta cerrar la puerta antes de dormir y estar en ese espacio inescrutable, protegida.

La voz de Chet Baker ha hecho menos fría la mañana. Si pudiera escoger ser alguien durante 20 minutos en cualquier época, escogería ser Chet Baker en un escenario tocando That old feeling, Let's get lost y My funny Valentine. Y llevaría una jersey fino de punto, de manga corta, de color blanco crudo.

He vuelto a sentir, por unas semanas, sensaciones olvidadas. Ha sido un recordatorio de que todavía puede prender una llama dentro de mí. Puede que haya sido un ensayo. Me siento tan a gusto, hoy.

miércoles, noviembre 08, 2017

Noche de insomnio

Tres magníficas compañías en mi última estancia en tristeza transitoria y antisocial:

- La entrevista en el programa "A fondo" a Julio Cortazar. Inquietante pensar que ya no se hagan entrevistas así. Aunque debo reconocer que hace cinco años que no veo la televisión, así que no tengo ni idea de lo que se emite. 
- La maravillosa película francesa Les Garçons et Guillaume, à table! Una joya que descubrí en Filmin, inteligente y divertida.
- El libro de fotografía "Waiting", de Txema Salvans

Al final, tuve que cambiar la cadena de la bici porque se había dado. Me gusta mucho el mecánico de las bicis, siempre me trata con cariño y simpatía. Se nota que le gusta su trabajo. Hay varias personas del barrio que me alegran la vida: el chico de las bicis; Diana de la Gabriella (un sitio de comida para llevar), con quien siempre hablo un ratito o me fumo un piti; la sonrisa de Debora de Can Bigotis, cuando me la encuentro por la calle; el buen rollo de Raül del Ultra-local cuando llego a casa; el "chino" (o no sé, disculpen mi poca destreza para distinguir asiáticos) que recoge chatarra, que es a la primera persona a la que saludo por las mañanas; el paki guapo y amable del paki. 

Tengo vacaciones en diciembre y no sé qué hacer con ellas. Qué dilema. 

No puedo dormir porque tengo mucho trabajo y quiero irme a trabajar ya, pero son las cuatro de la mañana.





viernes, noviembre 03, 2017

Mordor, de nuevo

Hoy he vuelto a sentir el vacío que, de vez en cuando, me desmonta el tinglado, como una especie de vendaval infernal que me lleva hasta Mordor. Me desmonta el andamio en el que voy trabajando. El día era bonito, claro, limpio, luminoso, soleado y cálido. Hasta que me he puesto a llorar en la bici, con mucha pena, con desolación. Un día hallaré el lugar en el que empieza el vacío y lo convertiré en una piscina climatizada con luces para el invierno, y en piscina rodeada de árboles para el verano. 

De momento, sólo sé las situaciones o circunstancias que actúan de desencadenante. Que en sí mismas no son nada, no tienen un significado extraordinario, pero dejan al descubierto mis debilidades. Debo enfrentarme a esas situaciones. Aunque suponga riesgo de huracán constante. Debo confiar en mis recursos. 

A todo esto: me han subido el sueldo. Y me han felicitado por cómo estoy haciendo mi trabajo. Me dijeron, exactamente, "estàs molt en el teu lloc i confiem en tu". La verdad es que sí, que lo de que estoy muy en mi sitio es algo que he notado en los últimos 6 meses, en general. Excepto cuando caigo en Mordor. Pero, en general, creo que sí, que estoy muy en mi sitio en todos los aspectos. En mi sitio. Como la perri, cuando la mando a dormir a su sitio.

Tengo ganas de volver a Granada. Me gustaría recorrer Andalucía, sin prisas. Empezar por una punta y acabar por la otra. 

Hoy he estado escuchando, mientras trabajaba molt en el meu lloc, a Alicia de Larrocha.


miércoles, noviembre 01, 2017

Unilateral

Hoy me he despertado acordándome de Excelsis. Cuando dentro de unos años vuelva a leer esta entrada, en esos días en los que me da por revisar qué hacía o sentía yo hace cinco años, no sé si recordaré a quien pertenece el sobrenombre Excelsis. Ya me ha sucedido antes, releyéndome. Tengo que hacer esfuerzos por distinguir sobrenombres de nombres reales. Esto no ocurriría si, sencillamente, escribiera un diario personal en una libreta, pero creo que escribiendo mi autobiografía y dejándolo a la vista de quien esté por ahí (¿qué sentido tiene escribir unas memorias si nadie las va a leer?) hay algo de oficialidad y de proclamación solemne, como diría Anna Gabriel, de mi propia república vital. Una declaración unilateral, siempre, puesto que no busco consenso. Dicho esto, voy a continuar.

Hoy me he despertado acordándome de Excelsis. Me ha sobrecogido el hecho de pensar que haga tanto tiempo ya. Y he sido consciente de que, tiempo atrás, Excelsis se movía por mi casa, supongo que de un modo más o menos familiar. O sea, sabía dónde estaban las cosas. Sabía dónde estaba el secador, sabía donde estaban los vasos, sabían dónde estaba el café. Y que tenía, supongo, una silla simbólica que le pertenecía. Una silla en la terraza. Y que tenía un lado en la cama y no otro. Y que tenía un cepillo de dientes, que tiré, claro, para no someterme al drama. A mí me gustaba Excelsis. Claro, me gustaba mucho Excelsis. Aunque no desde el principio. Al principio, sólo me caía bien y me parecía un ser curioso. Una persona que despertaba mi curiosidad. Recuerdo el primer día que nos conocimos y recuerdo que nos costó un poco encontrarnos. "Estic aquí", "jo també", "no et veig", "jo tampoc". Algo así. Tal vez sea un buen resumen. También recuerdo que cuando la vi pensé que me sonaba de algo. Hacía frío, se estaba yendo el sol, era invierno. Por ese tiempo yo arrastraba, todavía, algo de tristeza por haber perdido a (siguiendo con el latín) a Oleum. De hecho, ese mismo día me compré una especie de colgante que me recordaba a Oleum. O sea, el día que conocía Excelsis me había comprado algo que me recordaba a Oleum.

También recuerdo la primera vez apoyé la cabeza sobre Excelsis. Fue en el sofá. Le pedí permiso, aunque tal vez no debería haber hecho esa pregunta porque ella me estaba tocando la pierna. Pero yo  hacía bastante tiempo que no tocaba a nadie. Como ahora. O sea, más o menos como ahora. También recuerdo la primera vez que Excelsis me tocó la nuca. Fue en una parada de metro y me puse nerviosa. También recuerdo pasar una tarde entera con Excelsis, al principio, y estar preguntándome todo el rato, mentalmente, si me gustaba o no. Pues claro que me gustaba.  Qué tontería, tanto dudar. Luego ya, me encantaba. Me encantaba Excelsis. Me encantaba dormir con Excelsis. Me encantaba despertarme con Excelsis. 

Tengo ganas de volver a enamorarme. No deja de ser curioso y divertido tener la mente del revés.

Ahora me ha dado por ver pelis y documentales sobre Hitler y los nazis. Aunque sigo con mi temática apocalítica. Descubrí la serie Van Helsing hace poco. Me encanta que los zombies vampiros puedan volver a ser humanos. Creo que es bastante simbólico. Siempre he querido que los zombies pudieran volver a ser humanos. Van Helsing tiene el poder de morderles y reconvertirlos, como cuando se encuentra con su amiga lesbiana, que está en modo vampira zombie total, en la guarida, pasándoselo bien. Es una putada, en el fondo, que te hagan humana, de nuevo, porque creo que los vampiros zombies se lo pasan bastante bien en su orgía de sangre y descontrol. Pero bueno, es el guión de la serie.




lunes, octubre 30, 2017

Luz roja



Esta noche he estado en una casa llena de luz, ventanas y plantas. La fachada era blanca y la calle hacía pendiente. Tenía una ducha exterior en un jardín lleno de árboles de distintas especies, un jardín situado en la parte trasera. En ella vivían tres generaciones de mujeres. La abuela, la madre y la hija. Me acogían con cariño y hospitalidad. 

Me sentía bien en aquel lugar, que parecía ser mi nuevo hogar porque estaba colocando mis cosas en una habitación. Alguien ha llamado a la puerta con los nudillos. He abierto y era K. Hacía tiempo que no hablábamos, tanto tiempo como en la realidad. K me decía "tengo muchas ganas de pasar una temporada aquí, contigo". Yo me sentía tan enamorada de K como entonces y estaba emocionada de que estuviera allí, diciéndome aquello. No sentía rencor. Me sentía feliz. Le apartaba el pelo de la cara con ambas manos y le decía "no has cambiado". Acto seguido, estábamos bajo el agua, en la ducha exterior, besándonos. 

He abierto los ojos, entraba la luz de la mañana y me ha sorprendido tanta claridad. Mi único pensamiento era ¿puedo fiarme de K? ¿Puedo, realmente, confiar en lo que K me ha dicho? ¿Lo dice de verdad-verdad? Cuidado, cuidado... mientras alargaba la mano y paraba el despertador. Me ha costado un rato darme cuenta de que todo había sido un sueño y de que, en realidad, y nunca mejor dicho, no tenía que preocuparme de si podía fiarme o no de K. No tenía que preocuparme por nada. He sentido algo de desilusión.

Me he pasado el día como un erizo abierto por la mitad. Sensible y al descubierto. También en las nubes, con esa dulce sensación que me había dejado el sueño, flotando en una especie de globo erótico. Me he acariciado la nuca muchas veces, como extasiada, mientras trabajaba. Me ha costado concentrarme, estaba en la luna.

Al salir del trabajo, he visto que ya era de noche y que yo ya llevaba, también, mi ropa de otoño. He vuelto a casa con la luz roja trasera parpadeando. 

¿Por qué ha vuelto K, esta noche? ¿Era K? ¿O era una mezcla de todas las K's que ha habido hasta ahora?

¿Importa? No importa. 

jueves, octubre 26, 2017

Hace más de 14 años que escribo en este blog

He abierto el buzón y tenía una postal de C. Para felicitarme el cumple. "No recuerdo si has estado en San Francisco, pero vente, ahora vivo aquí". Justo hace un año, compartimos mi piso y me pilló en una temporada horrible... o así lo recuerdo. Para ella también se trataba de un momento fatal, no dábamos para kleenex. Llorando todo el puto día, cada una en su territorio de la casa. Era cómico.

Al lado de la postal, había un sobre blanco, también para mí, de otra persona. Dentro, una felicitación y púas de guitarra personalizadas con mi nombre y un rayo dibujado. Son muy bonitas, A. ha acertado de pleno. 

Ayer pasé por un bar y me dio una hostia de melancolía. Me puse muy triste, de repente, y empecé a pensar "me rindo, me rindo, me rindo". No sé muy bien a qué, pero me reconfortó rendirme mentalmente. Luego, se me pasó, distraída con otras cosas. Sin embargo, esta mañana todavía arrastraba algo vacío tras de mí. Hace tiempo que no paso por el mostrador imaginario en el que te dan puntos. Me he cansado de acumular puntos a favor. Voy a dejar de hacerlo, no sé dónde ir a canjearlos. 

Se me sale la cadena de la bici todas las mañanas. Creo que le falta grasa porque apenas me mancho las manos al ponerla. Se me mancha el corazón. Perdón por esta cursilada. Que Elena me perdone.

Hoy he ido a un zapatero de la calle Tallers, durante mi hora de comer. Se me había roto una hebilla de mis zapatos preferidos. Me los han arreglado. 1'20 €. Luego me he tomado un café en la plaça Castella. Al sol.

Quién sabe, tal vez ocurra algo extraordinario. 

Ahora que ya hace tantos años, había pensado en dejar de escribir en el blog, pero sigue siendo un refugio y una forma de darle sentido a los bares que me ponen triste un miércoles cualquiera a las 8 de la tarde, a cuatro calles de casa.

Esta es la última efeméride del mes. Las he celebrado todas, a mi manera.







domingo, octubre 22, 2017

Un año de perri


Después de desayunar, he bajado a cambiar el coche de sitio. Esto es muy de los 80's. Tanto como el hierro que bloqueaba el volante años atrás. Tanto como el vaquilla. Tanto como Felipe Gozález. Tanto como Jordi Pujol. Tanto como el mítico "Som sis milions" (aunque parece que se ha reducido a dos y pico). Tanto com el Digui digui. O el Filiprim. Tanquem la paradeta. Tanto como ser charnego. Tanto como los bocadillos de tortilla a la francesa el día de la tortilla en el parque del laberinto de Horta, cuando era pequeña.

Aunque mi intención únicamente era aparcarlo en otro lugar, me he puesto a conducir. Me gustaba la música que estaba sonando.  La perri se ha estirado en el asiento de la copiloto mientras el sol le iluminaba el lomo.  He subido por Marina. He girado por Aragón. He cruzado Paseo de Gracia. He subido por Aribau y he cruzado la ronda y me he metido por la carretera de Vallvidrera. Sobre la marcha, he decidido que me iba con la perri a dar una vuelta por Collserola.

El día estaba claro y en el Mirador de Sarrià había bastante gente. He aminorado la marcha, no venía ningún coche detrás, para disfrutar de las vistas. Con la perri, he estado dando una vuelta por el bosque. La perri ha corrido y ha olisqueado los árboles y las tierra húmeda. También se ha encontrado con otros perros y se han saludado. Yo he cogido un palo que me ha gustado y luego lo he tirado. Justo hoy hace un año que llegó a la perri a mi vida. Estoy muy contenta. Además es como yo, dulce y bonita. (risas) De hecho, creo que cada vez nos parecemos más. Mis orejas se están volviendo esbeltas y puntiagudas.

Luego nos hemos ido a comer a casa. Hemos hecho un vermut en la terraza. Me he bebido una cerveza especial que me regalaron unos amigos por mi cumpleaños. A la perri le gustan las olivas. Juega con ellas. También juega con los berberechos. 

Ha sido una mañana feliz y luminosa. No siento que necesite nada más.



sábado, octubre 21, 2017

La vida que es

Las personas que desconfían de otras se vuelven paranoicas. La desconfianza implica paranoia. Llego a esta conclusión tras un bonito día de otoño, en el que, a las 7:30 de la mañana, cuando he salido de casa, todavía estaban las calles mojadas.

Parece ser que este día y medio de otoño, cristalino, húmedo y crujiente, como las patatas chips o los cereales, ha sido una especie de... ilusión. Dicen que van a subir las temperaturas de nuevo.

He puesto la banda sonora de Muerte en Venecia, un disco que encontré en uno de esos montones a 2 euros. Los vinilos son románticos e imperfectos, salta la aguja, se llenan de polvo, son frágiles, pero suenan a lugar. Suenan a lugar. A lugar encontrado. Lugar hallado. Lugar a salvo.

Semana tranquila, de pocos anhelos. El otro día estuve observando a un estudiante que leía en el jardín, recordé que en esa época se tienen muchos deseos y casi siempre se está pensando en el futuro. En lo que la vida va a ser. Al día siguiente, de camino al trabajo en la bici, pensé que yo ya estaba en la vida que es. Y que, en el fondo, era un alivio.  

¿Será la seguridad de que no vas a cometer los mismos errores? O algo así. Es la ventaja de haberme equivocado a lo grande varias veces; al final, una tiene un abanico extenso de cagadas que no repetiría bajo ningún concepto. Blablablabla. Ser adulta se me está subiendo a la cabeza. Tengo que indagar un poco más en esta sensación tan agradable.

domingo, octubre 15, 2017

Felicidades, yo


Ayer fue mi cumpleaños y tuve una fiesta con personas que han estado cerca los últimos doce meses; que me han demostrado, de un modo u otro, su cariño. Faltaron algunas, pero espero poder verlas durante la semana. La perri también estaba contenta; creo que lo que más le gusta es que venga gente a casa, y para su tamaño, lo de ayer, debió de ser una multitud.

Me he despertado con ganas de escuchar a Mahler. La sinfonías se tienen que escuchar con auriculares y a todo volumen.  Y es lo que estoy haciendo. Cuando escucho pasajes apoteósicos y bellos, no se me ocurre otra cosa que pensar en ti. Una parte de mí se siente estúpida e incoherente. Y la otra parte, totalmente extasiada. Lo mío es una lucha constante de polos opuestos.

He estado pensando en cómo quiero que sea este año, aunque es absurdo pensar en cómo se quiere que sea algo, porque estamos a merced del caos. O por lo menos, esa es mi impresión desde hace un lustro. Un lustro ya de caos y desconcierto personal. Por eso me gustan las series apocalípticas. Me daba mucho miedo que fuera así; me daba miedo que el caos y el desconcierto se alargara; me daba miedo no poder con ello; pero ahora que ha ocurrido, que cinco años ya es un periodo consistente... sé que se puede trampear.


miércoles, octubre 11, 2017

Una goma de cabell


Tinc molta feina aquests dies. Cada matí em faig una llista amb tot el que d'acabar durant la jornada. Si no m'agradés tant, probablement m'estressaria. Crec que sóc molt feliç, però no me n'estic adonant. O potser sóc molt infeliç, i tampoc me n'adono.

Els arbres fan bona olor, als matins. Jo sóc una persona solitària. Dissabte faré una festa. Però jo sóc una persona solitària. La gossa m'estima. Sóc la seva persona humana preferida. Ens abracem molt fort i ens mirem. Ningú m'estima tant com ella. Potser la meva mare, no?

He estat tocant la guitarra. Tinc una cançó nova. No he sopat. No tinc gana. Tot és una merda però intento que no m'afecti.

L'altre dia vaig estar conduint, vaig portar d'excursió a unes amigues. M'agrada avançar per la carretera amb el meu cotxe. Un dia me n'aniré molt lluny... i trobarem un lloc que ens agradi molt. Un dia, jo tindré la raó.

martes, octubre 10, 2017

No...

Mi ligera inclinación por el Sí tras lo sucedido el 1-O, cambió 32 horas después cuando vi que seguía en pie la DUI, obviando que tres millones de catalanes pasaron de tomarse en serio un referendum que desde el inicio no daba garantías de transparencia. ¿Cómo los  partidarios independentistas, en su sano juicio, pueden comparar el "procés" con el de Escocia? Porque dista muchísimo y no hace falta ser experta en la materia para constatarlo. He oído cientos de veces dicha comparación. No tiene ningún tipo de similitud. Tampoco me gusta la falsa ingenuidad con la juegan demasiado a menudo.

Así que yo no soy de las permeables fáciles de convencer con las que el Govern contaba en su hoja de ruta.


domingo, octubre 08, 2017

Ciclo

Els dies passaven. També les setmanes. Després, els mesos. Fins ara: un any sencer.

Escric des del llit, amb el mòbil. Penso en nous escenaris i en un nou futur (hi ha futurs vells que s'esgoten abans de convertir-se en present).

En aquests nous escenaris m'agradaria que no hi hagués res conegut. Que la meva mirada hagués d'aturar-se moltes vegades abans de sentir familiaritat.

He estado encendiendo y apagando la luz de la mesita denoche, como hacen en las películas. ¿Por qué lo hacen?

martes, octubre 03, 2017

¿Punto de inflexión?





La foto es de esta mañana en la concentración de las 12. Esta tarde, de birras con J, por primera vez en nuestra vida nos hemos sentido algo partidarios al Sí a la Independencia. Y además enfadados, preocupados y hartos. O sea, supongo que de la peor forma posible, sin el aliciente de la ilusión. ¿Estamos J y yo en un punto de inflexión? ¿Todo el mundo se siente así? Hasta ahora nos hemos inclinado por el No... ahora estamos en un limbo, haciendo equilibrios. 

Revertí la crisis existencial del sábado gracias a la música, saliendo con Laura Ha de conciertos. Hice todo lo que estuvo en mi mano por pasármelo bien y lo conseguí.

Por la tarde estuve con M ensayando. Le enseñé un tema nuevo. Estuvimos disfrutando. La sensación de estar tocando y dejándote llevar por el momento, es una descarga de energía imparable, ese instante en el que todo lo que importa es seguir manteniendo la canción. Es estar dentro. La letra la tengo a medias porque últimamente no sé lo que siento. Y si lo sé, lo reprimo. Necesito una conversación sin filtro para poder decir en voz alta lo que no me digo. 

sábado, septiembre 30, 2017

Creo que...


Los sábados por la mañana, cuando me despierto, es el momento que tengo reservado para llorar, es el único día que no tengo que responder a ninguna obligación, ni laboral ni social ni familiar. Me desahogo en ese instante en el que la luz de la mañana entra en la habitación y todo es bonito. La melancolía me hace trizas y creo que me siento insignificante. Luego me hago el desayuno y, mientras preparo el café y todo eso, el llanto se me va pasando; todo lo demás, también. Salgo a la calle con la perri. Damos un paseo largo. Compramos algo para cocinar. 

Creo que tengo ganas de dejar de llorar los sábados. El otro día, hablando con una desconocida de la aplicación del mal, que tiene un alto nivel de conversación interesante (esto es bastante difícil de conseguir), me dijo en un momento de la charla: "creo que estoy triste". Me gustó mucho esa declaración. Y ese "creo" como escudo protector. 

Los sábados por la mañana todo me parece un puto rollo y deseo una apocalipsis con zombies o vampiros. Algo que lo mande a tomar por culo todo y que establezca unas nuevas reglas. El sábado pasado, también. Luego, por la noche, siempre se arregla un poco y dejo de lado el fin del mundo. El sábado pasado fui a una fiesta de cumpleaños y me reencontré con una amiga a la que no veía desde hacía 13 años o así. Y estuvimos recordando algunas anécdotas sobre momentos eufóricos de entonces e hilarantes. También momentos intensos e irrepetibles, como el concierto de PJ Harvey en Salamanca con cuatro gatos y en primera fila, en la gira de Stories from the city, Stories from the sea (con todos aquellos temazos de entonces, de la PJ Harvey más guitarrera). Como nos emborrachamos, después de la fiesta quisimos seguir y acabamos en un lugar que era absolutamente lo puto peor; lo pensé al día siguiente. Yo solo fui porque iba ella. Y en ese momento me di cuenta de que esa había sido siempre mi máxima. Era mi máxima de entonces y la repetí el sábado pasado como homenaje: si va ella, voy. Luego, de camino  a casa, escuchando los pajarillos, creo que me sentí feliz. Pero no puedo asegurarlo.




martes, septiembre 26, 2017

A lo Josep Carner




Esta mañana, mientras trabajaba, en las canciones recomendadas para mí de Deezer ha sonado Close to me. Uno de los méritos de The Cure es que tiene temas que, en principio, si no prestaras atención a a letra, pensarías que Robert Smith está cantando sobre algo alegre, cuando en realidad está diciendo que se da asco. Eso me gusta mucho, ese contraste. Que la tristeza suene luminosa es un maravilla, es un modo de enfrentarla. Total, que me he puesto contenta pensando en ello. También porque parece que mi futuro laboral se está definiendo y que cuentan conmigo más allá de diciembre. 

Esta tarde ha llovido un poco. Me gusta mucho la lluvia de este tiempo. Tal vez es porque nací en otoño y mi corazón vibra a los mismos herzios que la estación. Dentro de poco será mi cumpleaños. De hecho, voy a ser una efémeride andante en octubre. Conmemoraré cuatro cosas todavía no he decidido cómo. 1) Mi cumpleaños; 2) un año de convivencia con la perri; 3) 15 años de blog, o 16... ahora no recuerdo bien; 4) Un año sin sexo. ¡Oh Sí! Me encanta airear mi vida sexual. Mi cuerpo está esponjoso como la fruta de temporada, casi virginal. Húmedo y fresco como el frío de la mañana, como una raíz que surge de la tierra. (Risas) Como una planta carnívora buscando alimento.

Después de este momento a lo Fruits Saborosos de Josep Carner, me voy a hacer la cena.

viernes, septiembre 22, 2017

Espérame




He salido una hora más tarde de trabajar (los viernes salgo a las tres) porque el lunes es fiesta y tenía que acabar algo urgente. Cuando he llegado a casa, he seguido trabajando porque no me había dado tiempo de ultimar algo. Mientras tanto, le iba tirando la pelota a la perri. También me he escrito con A, y nos hemos estado riendo de las típicas cosas de las que nos reímos cuando empezamos a descontextualizar situaciones y las convertimos en absurdo. También me ha escrito Laura Ha para ir al concierto de Girlpool, y JP también, para salir por la Mercè. Pero les he dicho que no me apetecía salir. Estaba cansada.

Luego he sacado a la calle a la perri y hemos estado por la Superilla paseando, que como siempre, estaba desierta; algunos caminantes; dos japoneses saliendo de un hotel; un par de adolescentes bebiendo en un banco; una chica que perdía el autobús; dos mesas de ping-pong vacías; la perri y yo. He sentido que me apetecía llegar a casa y tener novia, o similar, algo cercano a una novia. Alguien que sabes que va estar acompañándote, y te va abrazar mientras duermes, y va a cenar contigo, el viernes, pensando en que al día siguiente es fiesta y no tenemos que madrugar. Algo así. He jugado a imaginármelo, e incluso le he dicho en voz alta a la perri: "anem, que ens esperen a casa per fer una pizza" (a la perri le hablo en catalán o en castellano, indistintamente). Pero claro, todo era mentira y la perri no se lo ha creído ni por asomo. Se ha puesto a cagar, de hecho, mientras me miraba. Me ha parecido gracioso. La perri, lo desdramatiza siempre todo de un modo inesperado. 

Cuando he subido a casa he llamado a mi madre. Me ha asustado porque cuando le he preguntado cómo había ido el día, me ha dicho que muy mal. 

Mi perro negro, el que vivía con mis padres, ha muerto. Me he pegado un hartón de llorar. También me he dado cuenta de que no tengo apenas contacto con personas que lo habían conocido. No podía escribir a nadie para decirle, ey, que Indie se ha muerto. Le he mandado un mensaje a L. Es en la primera persona que he pensado. 

No lloraba sólo porque hubiese muerto mi perro negro, también lloraba por el paso del tiempo y por todo lo bueno que se deja atrás..., de forma irremediable.

Mi perro negro era bastante especial. Siempre se quería escapar. Le dediqué varias entradas hace años. Acabo de leer ese texto antiguo. Al final menciono algo que tiene que ver con el aniversario de cuando conocí a L. El barrio empezó a ser más bonito hace dos años...
Lo que decía, que recordar es, en ocasiones, conducir una excavadora entre las ruinas. Cuánto amor, hubo.


Espero, Indie, perro negro, que allá donde estés puedas correr mucho y ladrar y escaparte. Y mearte donde quieras. Te echaremos de menos. Tu compañera de batallas, la perra rubia, también. Me han dicho que te estaba buscando por todos los rincones de la casa.

Espérame.







Alivio

En el trabajo me siento implicada, y eso hace que las horas allí no sean, en absoluto, decepcionantes. También me siento valorada; realmente estoy explotando todos mis recursos. Es como si, de repente, todo lo que he ido aprendiendo a lo largo del tiempo, todo lo variopinto y descabellado, se hubiera puesto en sintonía, como una especie de orquesta. De hecho, cuando pensaba en encontrar un trabajo que me gustara, pensaba en esto, pero no lo creía posible, creía que siempre me faltaría algo. Sí es verdad que el máster que hice el año pasado me abrió la puerta definitiva, pero con todo y con eso me parecía difícil. Recuerdo aquellos meses en los que me conectaba a infobjobs y veía tachado mi curriculum en todos los procesos de selección a los que me había apuntado (sí, en infojobs usan algo tan gráfico como tacharte cuando no te han seleccionado) Hasta que una mañana, estando en el parque preferido de la perri, encontré una oferta interesante, cuando ya había tirado la toalla. Me llamaron, hice la entrevista y me contrataron. 

Ayer me senté a ver anochecer con la perri y pensé que estaba siendo un momento bonito. Por la tarde, salí al balcón y vi que tenía una flor del día amarilla. Disfruto mucho de la rutina y de la soledad. De todos modos, sigo sintiéndome a años luz de la mejor versión de mí misma. La echo de menos. También he tirado la toalla en ese sentido. Está bien rendirse. Rendirse es como salir de la piscina y ducharse con agua caliente. Un alivio.

sábado, septiembre 16, 2017

La noche que hablé con Jonny Pierce




Salí de casa y lloviznaba. Estaba anocheciendo. Me dirigí a mi destino por la calle Pallars, con un cigarrillo liado dentro del bolsillo de mi camisa y una chaqueta con capucha.  

Mientras caminaba, fui pensando en los años que hace ya que vivo en el barrio, y aquellos primeros meses que paseaba a diario por estas calles; pensaba en lo desangeladas que parecían, tanto como yo tras mi ruptura después de siete años de relación. Sin embargo, aprendí a ver en sus fachadas industriales y en la soledad del abandono de los edificios, un cobijo para mis estados melancólicos. Supongo que por ello, cuando al cabo de los años me crucé con alguien que también admiraba esa belleza insólita y desolada, no pude preservar mi amor ni guardarlo. Únicamente quería darlo. Fui pensando en todo ello, durante los diez minutos escasos que caminé. Las razones del amor y sus conexiones simbólicas son un enigma. No sé qué tipo vínculo imaginario necesito ahora, qué debo rescatar de mí misma, qué debo comprender, qué debo ver y abrazar.









Ya en la sala, me puse en segunda fila y esperé a que empezara. Las primeras filas son para admirar, pero las segundas te dan la libertad de admirar y de saltar al mismo tiempo, sin una valla delante. Esta teoría la desarrollé concienzudamente durante mi adolescencia.

The Drums abrió el concierto con Heart Bassel: I feel the ocean in my head... Y fui absolutamente feliz durante casi dos horas.

Momentos de euforia con Money, Let's go surfing, Best Friend, Mirror, Days, Blood Under my Belt... Creo que ha sido el concierto que más he disfrutado en los dos últimos años, porque me sabía todas las canciones. Algo que no esperaba: Jonny Pierce contagia una alegría y un amor ilimitado. Contagia amor. No imaginaba que su actitud en el escenario fuera tan cercana y madura, al mismo tiempo, tan de saber estar en su lugar. Me encantó su presencia, su voz, su forma de moverse, la conexión con el público. Mi canción preferida sonó la última, "Down by the water". Y mientras la tocaban, me acordé de que hace años le dije a un chica que me gustaba  "que era bonita como el teclado que sonaba en el minuto 2:12 de esa canción". Yo siempre digo cosas muy bonitas a las chicas que me gustan. (risas) A veces, funciona. A menudo, no. (risas)  Cantamos como un mantra el If you fall asleep down by the water, baby I'll carry you all the way home y Jonny Pierce dirigió el micro hacia el público.

Cuando acabó el concierto me compré una camiseta negra con el nombre The Drums en naranja. Será la de los lunes. Me dieron una pulserita, que nadie sabía para que servía, la gente decía que era para conocerlos, que nos esperáramos un rato a que saliera todo el mundo. No nos lo creímos demasiado...

Nos quedamos unos cuantos a ver si era verdad. La gente se iba. Durante la espera, hablé con un chico sobre el concierto. Al cabo de veinte minutos salió Jonny Pierce a saludarnos y a firmar discos. Me acerqué la segunda a él y le dije que había sido una inspiración para mí cuando leí que estaba componiendo solo su último disco, y cuando supe que había estado deprimido. Le conté que yo también estaba grabando mis canciones sola y que también había estado triste, y que la música me ayudaba a expresarme. Me dio las gracias. Me preguntó cómo se llamaba mi grupo y lo repitió. Me hizo mucha ilusión ese detalle. Y me dio las gracias otra vez por mis palabras, me dijo que significaban mucho para él y que se alegraba mucho de haber servido de inspiración. Me dio un abrazo. Un gesto que me pareció cercano y tierno. Le pedí que me firmara la entrada, que la guardaría de recuerdo. 

Cuando salí de allí, seguía lloviznando. Me fumé el cigarrillo que llevaba en el bolsillo de mi camisa. Fue una noche de inesperada, a solas, una noche para estar conmigo, como una loba esteparia que se reencuentra con la inocencia.







jueves, septiembre 14, 2017

Molly Burch, descubrimiento reciente



Se me ha pasado el día volando, como siempre. Soy feliz trabajando. Soy muy feliz trabajando. Pienso en lo que me ha costado llegar a ello y por eso me lo repito cada día. He salido tarde a comer, pero he salido. He ido a mi lugar especial. Hay más 250 especies distintas entre plantas y árboles. Es un remanso de silencio y paz.

Hay dos cosas que me gustan mucho: una es ir a comprar fruta con la perri; la otra es cenar.  



miércoles, septiembre 06, 2017

Els Dimecres compra nespres



Hoy he empezado el día descansada y con buen ánimo. Con toda mi cabeza en orden. Mi dopamina y mi serotonina funcionando a la perfección, supongo. Sin desbarajustes. Sin desorden. Sin desequilibrios.

Ayer me quedé dormida en el sofá abrazada a la perri. Sentir su calor durante toda la noche me ha renovado. Necesitaba quedarme dormida abrazada a un ser vivo. Necesitaba amor. El calor que desprenden las personas es lo más importante. No sé si te lo conté alguna vez, pero hace algunos años toqué a una persona que estaba muerta. No sentí nada, como si yo misma me hubiera quedado sin tacto. Fue como tocar un trozo de pollo. Una sensación extraña e imborrable. La clave estaba en la temperatura de la piel. 

Me he despertado tranquila y relajada. Y he acabado el día de buen humor, mojándome bajo la lluvia mientras volvía de renovar el contrato de alquiler de mi piso. Cuatro años mas aquí a precio razonable. Cuatro años más de luz y vistas poéticas e industriales. Cuatro años más a ocho minutos del mar. No sé. Hoy me parece extraordinario. Mañana, no lo sé.

Sin embargo, necesitaría compartir gastos de alquiler. Pagar la mitad sería lo ideal. Pero no quiero tener compañera de piso porque resta intimidad. Necesito una novia, porque suma vida sexual. Pero están todas pilladas, ya. Llego tarde. No hay novias ni nada que se le parezca. Tengo que pensar en algo. Pero ahora tampoco tengo demasiado tiempo para dedicarme a ello. Me he convertido en una persona apegada al trabajo y a su proyecto musical. 

La Masovera era mi canción preferida cuando, en vez de trabajar con ordenadores, trabajaba con niños. Sobre todo por el subidón del estribillo y de la acumulación de "ítems" que compraba la Masovera. Yo la cantaba muy rápida siempre, porque así nos lo pasábamos mejor. Enloquecíamos. Un día rompí una cuerda. Era el Jimi Hendrix de la Educación Primaria. 

Y pensar que antes me pasaba el día cantando. No descarto volver a la docencia en las aulas pero, por ahora, la distancia y esa especie de oasis frente a la pantalla, escuchando música, concentrada en lo que estoy haciendo, me relaja. Se me pasan las horas volando. En el fondo, siempre he sido animal de pantalla. Haber conseguido cambiar de profesión en dos años y medio no ha sido ni rápido ni fácil. Mucha incertidumbre, muchos momentos de no saber si hacía lo correcto o no. ¿Me comprendes? Porque yo necesito comprensión.



martes, septiembre 05, 2017

Martes de mierda

He empezado el día cansadísima y lo he acabado tristísima. (risas)

La verdad es que me he levantado a medio gas. He salido más tarde de casa (tenía sueño) y no me ha gustado la ciudad. El ambiente. Y en el trabajo, aunque yo estoy muy bien y muy contenta con mi puesto, la empresa parece ser que no funciona según lo previsto. Así que ya empiezo a temer que en diciembre no me renovarán y tendré que volver a la odisea del paro. Aunque bueno, la vida está llena de finales, es mejor acostumbrarse a ellos e incorporarlos en el día a día. Yo lo llevo fatal. Supongo que porque siempre estoy en finales o en principios. Pero no en medio. 

¿Alguna vez te ha pasado que intentas soñar con algo y no te sale? A mí me pasa hoy. Me quería animar pensando en algo bonito, y no ha habido manera. Hoy, no me hace ilusión nada. 

Bueno, espera, espera.

Me hace ilusión pasar una temporada en una casa, frente a un lago, con una canoa, y sin nadie alrededor. Me hace ilusión olvidarme de todos los alguien, y de los nadie. Me hace ilusión estar tan lejos que nadie ni alguien me alcance. Excepto tú. Tú sí, si vienes de buenas. Si salimos a remar sin hablar de nada. Ya no sé cómo ser peor que esto, ni mejor que esto. Es un martes de mierda.

lunes, septiembre 04, 2017

Mudanza




Ha sido un fin de semana productivo, en cuanto a lo musical. En los ensayos, las canciones ya empiezan a sonar muy bien y se crea ese clima en el que cuando acaba y lanzas la última nota, nos miramos y decimos..."Oohh... qué bien ha quedado". Y sonreímos. Supongo que también es porque cada vez nos conocemos más, la conexión también cuenta.

Ahora sé que tengo mucho trabajo por delante, trabajo de composición y de ir sacando temas. El primer reto era hacer cuatro canciones. Ahora me propongo hacer cuatro más, antes de que acabe el año. Tengo una nueva en proceso, pero me está costando la letra. Estoy un poco estancada, en ese sentido. No sé qué quiero decir. Supongo que estoy en un momento de cambio, de mudanza de una situación a otra. Hasta ahora, he pasado por un periodo en el que reparar mi caparazón, y lo de dentro, eran lo más importante. Ahora estoy en el momento en el que debo echar a andar después del yeso, dejando atrás la fractura, que ya queda fuera del momento actual. Yo ya estoy en otro lugar, en otro camino. Ya no estoy allí. Ya me he ido. He conseguido moverme. Aquel lugar está vacío, yo tampoco lo habito ya. El desierto está desierto.

Silencio, porque llega ella.
Llega Anna Calvi. Reverencias.



jueves, agosto 31, 2017

Mi cuerpo inmaculado




Me ha picado un mosquito tigre, tres veces. Y las tres, en la nalga derecha. Ha sido muy íntimo. Mi cuerpo inmaculado ha atraído a un mosquito. Muy pronto hará un año que no tengo sexo con otras personas. Espero llegar a la fecha intacta, todavía quedan un par de meses, la conmemoración será en octubre. 

Me consta que hay personas que leen esto y les molesta, porque me lo han dicho. Aunque no sé exactamente qué les molesta del hecho. Que no me acueste con nadie, que cuente los meses o que lo diga en público. Casi siempre se ve con pesar, el no follar. Creo que todas las personas lo asociamos a triunfo o a éxito. Ahora que me faltan dos meses para la fecha conmemorativa, no quiero echarlo a perder. Espero no follar con nadie antes, qué terrible sería estropearlo. Lo cierto es que, como ya estoy dentro de la dinámica de no follar, me da una pereza de espanto acostarme con alguien. Otro cuerpo tocándome y rozándose conmigo. Sudor, fluidos, olores. Creo que todavía no estoy preparada. A veces hago la prueba; por ejemplo, me presentan a alguien o veo a alguien pasar por la calle y me pregunto, "¿con esta persona follaría?". Y trato de imaginarlo. 

Curiosamente, el último día que follé, le hice una foto a la cama y conservo la imagen en mi móvil. Se ve un arnés, un dildo de color negro, un tubo de lubricante (recuerdo que era ecológico, vegano  o nosequé pollas) y sábanas revueltas. No sé por qué hice la foto, ¿mi inconsciente sabía que iba a ser la última vez en mucho tiempo? Ninguna señal apuntaba a que iba a ser así. Fue una foto fortuita, de esas que disparas porque sí, sin pensártelo demasiado. A veces, miro la foto. La he puesto en Favoritos porque siempre me cuesta mucho encontrarla. Como ya no voy a terapia, no puedo compartir estas reflexiones y analizarlas. Terapeuta me diría, "dile a ese cojín por qué no quieres follar". Y yo (mirando hacia el cojín) diría: No es que no quiera, es que no me gusta nadie para follar. Y Terapueta seguiría indagando y seguro que me sacaría alguna verdad escondida y enterrada tras todas las capas de excusas y motivos. Me gusta mucho pensar en mi cuerpo inmaculado e intacto, esperando. Me imagino con un vestido negro, de esos con cuello alto de encaje y con la cintura ajustada, caminado por una playa desierta de la costa de Normandía.

miércoles, agosto 30, 2017

Las llaves





Esta mañana, me he bañado en un río y he tirado piedras rasas para que rebotaran. Seguro que tú lo sabes hacer. A mí no me sale. También he estado observando las copas de los árboles tumbada en una piedra grande y plana, en la orilla. El bello sonido del agua brincando. El bosque me ha recordado a The Walking Dead. Ojalá haya un día una epidemia zombie. Me preocupa el combustible. Cómo nos moveremos. Me preocupa cómo sobreviviremos. Me preocupa cómo vamos a dormir sabiendo que hay zombies. Contigo dormiría tranquila porque sé que los matarías a todos. Viva la idealización y la fantasía. Así es menos aburrido. Los matarías sin vacilar. Yo sería buena en otras cosas. Sería buena buscando lugares en los que montar un campamento. Sería buena manteniendo cierta esperanza de cambio.


Me gustaría vivir siempre en el bosque. Y que "siempre" significara algo distinto. 


He colgado las llaves en la mochila. Mientras andaba se chocaban las unas con las otras. Por sorpresa, te has cruzado por mi mente. No he sabido hasta hoy que ese sonido era algo característico tuyo, un sonido que te acompañaba. En cierto modo, es una pena que con el tiempo se desvanezcan este tipo de detalles que almacenamos sobre las personas a las que hemos amado. También he recordado que hace un año me acordaba de ti. Y es un recuerdo sobrescrito. Un recuerdo encima del recuerdo de un recuerdo. Qué aburrida debo de estar, supongo. No, no creo que sea eso. Pero en cuanto dejo de rellenar, aparecen los huecos.

Noches de en el bosque. Me pongo a leer una novela (Mi nombre era Eileen, de Otessa Moshfegh), veo una película en el iPad (una de esas que me gustan ver cada verano, Pequeñas mentiras sin importancia o la de Sorrentino o una de esas españolas que están pocos días en cartelera.) Mientras tanto, la perri duerme a mi lado, en un cojín, encima de una silla, bajo la noche. Hay luz en una caravana, en una de las parcelas. Se abre la puerta y aparecen dos siluetas. Muevo las llaves, se chocan unas con otras. 


martes, agosto 29, 2017

Cuerpos en el agua





Voy al mar, hago el muerto, y miro el cielo con las manos entrelazadas en la nuca sintiendo como el agua rodea mi cuerpo. Es una de las sensaciones que más me gustan del mundo. Luego me doy la vuelta, y me sumerjo, y avanzo buceando imaginando que estoy en una isla desierta y que soy un pez en extinción, un pez com escamas de colores, luego nado hasta un punto indeterminado y, cuando me apetece, hago la voltereta en el agua y cambio de sentido.

Es lo que más amo de la soledad voluntaria, no tener que responder a ningún plan. Es básicamente eso, poder cambiar de sentido cuando una quiera dando una voltereta.

Me encantan estos días en los que me siento en paz y me encuentro a mí misma a 800 metros de casa, sin tener que viajar hasta la el culo del mundo ni nada de eso.

Hoy he visto a la chica que me gusta. Tiene los ojos azules. Me ha parecido curioso no darme cuenta hasta hoy de ese detalle, después de haber hablado tantas veces. Me he fijado en ella en conjunto, pero no en detalles. Hoy le he visto dos tatuajes en el brazo. Tampoco me había percatado de ello, creo. Se ha alegrado de verme. Me gusta pero no se lo voy a decir. Como cuando iba al instituto. Va a ser mi amor de instituto, pero en el barrio. Qué feliz me siento sola y con un amor sin confesar.

lunes, agosto 21, 2017

Han buidat els arbes dels ocells i les flors

Estaba ya en la cama, pero como no podía dormir, me he levantado a escribir.

Ha sido un fin de semana largo. El viernes nos dieron el día libre. El jueves salimos de trabajar sobre las cinco y acababa de ocurrir la bestialidad cruel e incomprensible de las Ramblas. Estamos a 500 metros. Nadie sabía lo que había pasado exactamente, sólo que era algo muy grave por la cantidad de polícia y ambulancias que llegaban y porque la gente estaba muy asustada. Me fui a casa antes de que cortaran las calles. Fue una buena idea no quedarme a ver nada. El ambiente era de personas atemorizadas. Únicamente llamé a casa para decir que estaba bien y me fui con la bici sin pensármelo. Cuando llegué, recibí un mensaje en el que decía que nos daban el día de descanso, que tratáramos de desconectar. Pensé que por fin estaba en una empresa que cuida de las personas que trabajan en ella. 

Aproveché el viernes para descansar y estar a mi aire. Me fui a la playa y estuve nadando muchísimo. El agua estaba fresca y cristalina. El ambiente era raro y silencioso. No había demasiada gente. Los niños jugaban en el agua. La vitalidad de los niños jugando en el agua. Debería ser siempre así. 

Este fin de semana no he salido. Estaba triste delicatessen, mis catarros emocionales, ya se sabe. Nada nuevo. Sólo he paseado con la perri por el barrio y he ido a comprar tomate cada día. Soy fan de unos tomates ecológicos que venden cerca de casa. Por algún motivo, ir a esa tienda me da paz. Estar rodeada de frutas y  hortalizas me calma. 

Esta tarde ha venido Mapping a ensayar. Se está aprendiendo los temas. Es una buena guitarrista, sobre todo me gusta porque quiere respetar lo que yo he hecho. Eso es de ser buena guitarrista. Quiere hacer las cosas tal y cómo yo las he grabado. Eso me encanta. De momento, estamos ensayando a fondo dos temas. Los hemos tocado una y otra vez, en limpio, sin efectos, pero con todos los detalles. Me ha dicho que se nota que he sido profe. La verdad es que yo también lo noto cuando doy indicaciones. Creo que mi experiencia como profe de música me va a ir muy bien para esto. Me ha dicho que está muy contenta con el proyecto rayo.

El fin de semana que viene se incorpora V de bajista. Me gusta mucho tocar el bajo pero soy mejor guitarrista y cantante. Tenemos a un par de chicas baterías interesadas. Así que al final parece que sí voy a cumplir el objetivo de tener una banda que toque mis canciones. Debería alabarme a mí misma un poco más, pero no me sale con facilidad. Aunque si lo pienso bien, joder, mola mucho hacerlo realidad.

Creo que me voy a la cama, a ver si ya puedo dormir. 




Han tancat la Rambla
Han fet fora a tothom
Han assecat les fonts
I els quioscos tancats


/Jaume Sisa, 1978




lunes, agosto 14, 2017

Tristeza Delicatessen, mi "programa de radio"

Esta es la primera emisión de Tristeza Delicatessen, mi podcast de madrugada para todas y todos los tristes estivales. Siempre he querido ser Juan de Pablos.  Es un podcast con reflexiones, anécdotas personales, musicales y canciones. Este primer programa trata sobre inicios de canciones. Si os apetece, lo podéis escuchar a continuación. Gracias por darle al play. La próxima emisión no sé cuando será. (Por cierto hay un fallo en una de las canciones, pero ya he subido el capítulo, la próxima vez me saldrá mejor).




viernes, agosto 11, 2017

¡Tengo nuevo videoclip!





Estoy muy contenta porque Gemma me ha hecho otro vídeo. Mis amigas me quieren mucho y me hacen videoclips con mis canciones y churris guapas. Me gustan todas las Diane que salen.

Esta mañana me he puesto vaqueros largos porque hacía frío. Me encanta volver a los pantalones largos. Se parece a estar en septiembre. En los septiembres de antes. 

El blog sirve, a veces, para hacer todo lo contrario a lo que he dicho. Dije "me voy a dejar el pelo largo" y al día siguiente voy a la peluquería. Mis orejas no casan con patillas largas, porque parezco un antepasado simio. Mi única ex-novia de verdad me llamaba, de forma cariñosa, potrillo. Y animalillo. Y cachorrillo. Y monillo. En verano siempre me acuerdo de ella. Cada día me acuerdo un poco de tres personas que ya no están en mi vida.  De L, de J y de G. No puedo desanclarme del pasado por mucho que lo intente. Me he teñido de amarillo y lila. Estaba cansada del azul verde.

El blog, esta vez, ha sido una especie de oráculo al revés. Sirve para darme cuenta de lo que verdaderamente quiero. Otras veces prevé el futuro.

Hoy vamos a inaugurar el piso de Morricone, que se ha mudado justo al lado de donde yo vivía de pequeña, cerca de la Nau Bostik. Nos vamos desperdigando por Barcelona. La ciudad nos escupe. Me han subido el alquiler. La mitad de mi sueldo es para pagar el piso. Me he acordado de aquel capítulo de Girls en el que Hanna dice algo así como "lo único que hago en nueva york es trabajar para poder pagar vivir en nueva york." En mi caso sería, "puede que deje de poder vivir en mi ciudad natal porque no pueda permitírmelo".


jueves, agosto 10, 2017

I wish she was my boyfriend



Estoy rodeada de personas favoritas, en estos momentos. Personas que me muestran su cariño incondicional. Es probablemente una de mis mejores temporadas en cuanto a la amistad. Quería dejar constancia de ello en este punto de mi narración autobiográfica.

Lo cierto es que una parte de mí anhela esa misma sensación en el amor.

Estas son algunas cualidades de la persona a la que me gustaría encontrar:

- Le gusta mi música. Soy su rockstar. Esto quiere decir que sabe apreciar lo que es importante para mí. Esto se extiende a todo lo demás. A todo lo que es importante para mí.
- Le gusta escucharme.
- Sabe decir "Lo siento", "perdón", "trataré de tenerlo en cuenta"... etc.
- No depende de mí pero quiere estar conmigo.
- Está a mi lado en los momentos importantes (sean buenos o malos). No me deja tirada.
- Compartimos aficiones, gustos en común.
- Es importante que le guste la misma música que a mí o similar
- No me critica.
- Le gusta cómo soy

Esto es lo que despierta en mí:

- Fascinación. Me gusta tanto que encuentro pequeños detalles asombrosos en ella.
- Despierta en mí cuidado, cariño, amor y comprensión. Confianza.

Cómo es sexualmente:

- Una bestia parda
- Zasca
- Mmm...


Me podría haber quedado más bonito. Es que son las seis de la mañana.













martes, agosto 08, 2017

Alprazolam de regalo


Me encanta esta canción. La pondría cada día en el blog.

Por las mañanas siempre veo a las mismas personas durmiendo en la calle. 


Quiero regalarle un disco a Laura Ha. Voy a hacer regalos cuando me apetezca y a quien me apetezca.


Cuando vuelvo por la tarde salgo a comprar con la perri la cena y la comida del día siguiente. Así me obligo a estar activa porque si no me duermo. Hace dos semanas que vuelvo a tener pensamientos difíciles. Normalmente estoy en ese bucle ensimismada y ocurre que algún extraño o extraña con perro me habla y me saca de mi rueda de hamster. Y entonces sonrío ampliamente. No lo hago a propósito, ocurre sin más. Es una especie de resorte social. Los pensamientos difíciles acaban pasando. Mientras duran son complicados, a mí me llenan el estómago de piedras. Pero siempre consigo ir hacia delante. 

Hoy he hablado con un extraño que me ha pedido dinero. Creo que tendemos a pensar que la gente que pide dinero nos toma el pelo, pero yo creo que, en mi caso, a mí me toma más  el pelo cada mes mi convenio colectivo y me lo trago. Que un tío/a me pida un euro para comer, beber, drogarse o hacer lo que le dé gana con él no me parece tan grave. El convenio colectivo de la educación no formal sí es grave, es una puta basura. 

El tipo que me ha pedido dinero llevaba una receta. Me la ha enseñado. Y le he dicho... "mmm, veo que son benzodiazepinas y un par de antidepresivos". Me he hecho la interesante. Me ha preguntado si era médico. También me ha enseñado su DNI. Y me ha contado una historia absurda para justificar que no tenía dientes. Le he dicho que no tenía que darme explicaciones sobre su dentadura. Como lo que quería era dinero para los medicamentos –y estábamos frente a una farmacia– hemos entrado juntos. Le he dejado dos euros. Lo que me ha hecho más gracia de todo es que el tío me quería dar dos pastillas de alprazolam. En plan regalo de agradecimiento. No es tan mal regalo, dos alprazolam te ponen en modo avión. Con uno puedes tragarte una serie entera sin pensar en nada más.

Tengo ganas de que me guste alguien. Porque es una distracción existencial. Es un plan muy socorrido. Pero ya hace un mes o así que no estoy en la aplicación del mal. Supongo que acabé aburrida de ver siempre a las mismas personas o de que en seis meses no me gustara nadie. En todo ese tiempo conectada he visto ir y venir a un montón de chicas, incluso me han contado sus historias fugaces, "pues he estado con aquella que se llamaba tal y cual...".  Ya me las conocía a todas: la filosofa, la poeta, la escaladora, la seriefila, la transfeminista, la casada, la que ha salido con media barcelona (la cita con esta fue surrealista porque no paraba de hablarme de todas sus ex), la que tiene un grupo, la que es budista. Envidio la facilidad que tienen algunas personas para engancharse a otros y también la facilidad de desengancharse en poco tiempo o de sustituir un enganche con otro. Siempre me siento de otro planeta en este sentido. Ni soy folleti ni soy noviera (que sería lo de encadenar novias porque sí). No estoy hecha para esta sociedad de consumo de relaciones. Soy bastante outsider en ese sentido. Tal vez por eso llevo desde octubre sin acostarme con nadie- ¿Será eso?  

 Je. Je. Je.Je.
Je. je. je. 
Je. je
je.

Me gusta un poco una chica del barrio. Hablamos cuando nos vemos. Ahora está de vacaciones y no coincidimos en el lugar en el que nos vemos. Tenemos muchas cosas en común pero no sé si sale con alguien. Casi siempre me habla de planes sola. No sé, me gustaría quedar con ella un día o despejar la X. Saber si le gusto. 

Me estoy dejando el pelo un poco más largo. Ya estoy en fase peluca patillera. A ver si resisto. Esta es la fase más difícil.

Estoy enamoradísima de carrie brownstein. Tal vez por ello no  me gusta nadie. Podríamos tocar juntas y hacer canciones. Lo veo, lo veo...








lunes, agosto 07, 2017

El verano es un martillo


Domingos por la mañana con la perri de road manager


Fuera corre la brisa que trepa desde la playa. Hay corriente. Una corriente como la de los pasillos cuando hay una ventana abierta en cada extremo. Las calles son anchas. Con mis vecinos del local de al lado hicimos una cena en la calle la semana pasada y se estaba fresco. Bajé tortilla de calabacín y patata. Éramos cinco, una de ellas la chica a la que le vendí aquella Orbea tan bonita que dejé reluciente y otra chavala que era pianista y de almería. Dos datos que a mí me parecen importantes.

Mi día favorito de la semana es el domingo. Los sábados, no tanto. Lo sábados son tierra de nadie. Los domingos aprovecho para montar todos mis trastos y tocar. Me he comprado un BOSS VE-1 de efectos para la voz. Tiene ecos, delays y doubling. Es como estar cantando en el Primavera Sound. Bueno no, mejor. Estoy sacando una canción nueva. Estoy poniendo teclados, tipo órgano, y guitarras.

Me gusta quedar para hacer picnic vespertino en el Parque de la Ciutadella y me encanta ese momento. Me gustan los picnics de los domingos a las siete. Los viernes por la noche y sábados por la noche son tierra hostil y nunca sé muy bien si me van a gustar o no. 

Odio y amo la soledad. Es uno de los refugios más seguros del planeta, y también uno de los más traicioneros. Probablemente lo encontré de pequeña, es complicado deshacerme de él. Me siento sola, últimamente, aunque haya gente a mi alrededor. La perri acaba de dejarme un trozo de pizza en los pies. No sé de donde lo ha sacado. Lo tenía escondido en alguna parte. Se los esconde. ¿Es acaso una ofrenda? 

El verano es un martirio. Qué raro, hace un mes y medio pensaba que yo ya estaba en el podium de la  victoria y ahora me veo otra vez con este desencanto a cuestas. Bueno, tengo trabajo y me gusta. La situación ha mejorado. 

Y como no tengo vacaciones, ni hallo mi lugar en las fiestas cuando se acaban, tampoco tengo un escondite apropiado para mis propios trozos de pizza...

Tengo música y desencanto.






jueves, agosto 03, 2017

Canción y tristeza residual



Oh Diane es mi nueva canción. El título es un homenaje a la asistenta del agente Cooper de Twin Peaks. En la primera y segunda temporada, Diane era un personaje sin cara, sin voz... pero siempre presente. Era mágica. Mi parte preferida es la del cambio en el minuto 4:28. Podría decirse que mi objetivo está cumplido. Dije que grabaría 4 canciones. Ahora que ya he llegado al número, voy a continuar porque la música sigue siendo una evasión y mi viaje personal. Además, he conseguido juntar a varias persons para tocar: Benson, Malota y Travis. 

Por lo demás, estoy bastante tranquila. Con alguna que otra tristeza residual, tristeza veraniega, la de agosto, a la que ya estoy acostumbrada desde hace varios años, así que no me viene de nuevas. Lo bueno de este año es que soy una zombie del trabajo, pero me gusta. Me encanta tener algo en lo que pensar 8 horas, el trabajo me parece un refugio. De hecho, cuando salgo me siento abrumada y casi siempre se me llenan los ojos de lágrimas en la bici por cualquier tontería, pero lo cierto es que me va genial para las lentillas, así no se me secan. La tristeza sirve para muchas cosas:, una de ellas, para humedecerte los ojos. Otra, para protegerte. Otra, para descansar. Otra, para dar largos paseos. Otra, para comer helado de tarta de queso con arándanos.









martes, julio 25, 2017

Entre el punto y seguido y el espacio



Esta mañana he pasado frío en la bici. Estaba nublado y había refrescado. Me ha recordado a aquellos días de agosto de la infancia en los que amanecía lloviendo y no podíamos ir a la playa. Me he cruzado con la de los guantes rosas en Marina. Es una persona a la que veo dos veces a lo largo del día, una cuando voy al trabajo y otra cuando vuelvo por la tarde. Me fijo en cosas como en que "hoy lleva los mismos pantalones que ayer". 

Cuando paso por al lado del parque, y los aspersores están en marcha,  siento algo de nostalgia de aquellos días de invierno en los que la perri me ayudaba a sobrellevar la tristeza. Fueron días de esperanza como la llama de una cerilla, que prende rápido y, como te descuides, te quemas los dedos. Y también de desayunos en la cafetería francesa del Born, con aquellas chicas guapas que siempre leían algún libro, y yo pensaba tengo que leer un libro. El carril bici ya no pasa por al lado del parque; es más cómodo así (excepto por el lío de semáforos que hay; es algo confuso), pero me gustaba ver la verja paralela y el césped al lado... era uno de mis caminitos preferidos. Y casi siempre me acordaba de Madrid y del Retiro, por algún motivo, y era como estar en dos lugares distintos a la vez, y en dos tiempos distintos de mi vida a la vez. A veces me entran ganas de llorar con estas cosas. Con las que se quedan entre el punto y seguido y el espacio, y que son invisibles y que sólo veo yo. Son cosas que sólo veo yo. Unas ganas de llorar terribles por si lo que queda entre el punto y seguido y el espacio se pierde para siempre. O por si tal vez ya se ha perdido. O mejor dicho, por si no sirve de nada hacerlo desaparecer entre el punto y seguido y el espacio.

Estos días me siento como una guerrera que ha vencido en una batalla, después de haber encontrado un trabajo en el que sí puedo decir que soy plenamente feliz.  La odisea se inició, más o menos, en 2013. Creo que la tensión liberada me hace estar un poco baja de ánimo. En cierto modo, me gustaría que alguien me ayudara a quitarme la armadura, y que con una gasa me limpiase las heridas que hay debajo, los rasguños. Como aquella vez que alguien me dijo "pusiste cara de haber estado mucho tiempo triste..." Pero ahora me da miedo que me echen sal, en vez de agua.

Todavía me cuesta el modo "alegría". Me tengo que adaptar. Me carga un poco el optimismo. Pero aprecio la belleza. La belleza del jardín en el que como cada día, por ejemplo. Con más de 300 árboles. Es un oasis. El ruido de la ciudad queda atrás. Cuando estoy allí me siento como una literata de principios del siglo XIX, pero con tupper y ensalada.

Por las noches sueño mucho. Llevaba una temporada muy larga sin apenas soñar. Y ahora, en cambio, cada noche tengo esos sueños que son como aventuras que impregnan el día de un eco surrealista. Por momentos me cuesta distinguir los recuerdos de lo soñado de los recuerdos de lo real. 

Necesito poesía para sobrellevar todo esto. Este viaje que parece solitario, pero no desangelado. Hoy he salido a pasear por la noche y he estado pensando en la muerte y en el fin de las cosas. Los finales están tan presentes, no comprendo cómo se nos pasan por alto. O cómo, en algún momento de poca (o mucha) lucidez, nos olvidamos de ellos. 

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P.D.: La perri ha cumplido 11 meses. Me encantan sus  cejas. Sé que los cascabeles les molestan pero solo lo lleva por la calle porque si no, la pierdo entre los matorrales. Cuando llego a casa, se lo quito. De todos modos, lo lleva debajo para que no esté tan cerca de la oreja. Aclaro esto porque ya he recibido un mail sobre el tema. Non preocupare. Sin cascabel no puede ir suelta / O sacrifico una cosa u otra. Ya que estamos en el tema... también aclaro que la perri no es comprada, es rescatada, porque debido a un problema en el morro  y a una hernia no la querían.  También me lo preguntáis mucho.







domingo, julio 23, 2017

Descarriada



Esta mañana el aire olía a mar. He tratado de diseccionarlo con mi olfato, porque olía a más cosas; olía  a polvo y a esas nubes que aparecen a primera hora, y que son una amalgama de bochorno, humedad y contaminación.

Me he descarriado un poco y he entrado en des-presión de fin de semana. Laura Ha me ha mandado a las 23:00 un mensaje con un vídeo de un tío cantando fatal No volveré de Kokoshka, en el karaoke del Apolo, y me ha puesto "tu ho hauries fet millor". Y tiene razón. De hecho, el plan era que yo cantara esa canción con ella, porque es una de nuestras favoritas, pero como me he descarriado, me he quedado en casa en modo outsider, tocando la guitarra y viendo películas, y paseando a la perri con una lata de cerveza en la mano. Creo que la tristeza sirve para protegerme, y que si la veo como una aliada, podré aceptar por qué aparece y cuándo aparece. 

Pero no me he aburrido en absoluto, he terminado mi nueva canción y probablemente mañana podré mezclarla. No suelo aburrirme sola, creo que es una de las ventajas de ser hija única, estamos entrenadas. 

Ya no confío en el amor, en el amor que mezcla emociones, afecto, sexo, deseo, amistad y fantasía. El amor de las canciones sólo me gusta para las canciones. Y es algo absolutamente nuevo para mí. Estoy entre sorprendida y contrariada. No sé cómo tomarlo. Casi todo se soluciona con paciencia. En el fondo, sé que es porque me da miedo todo lo relacionado con conocer a alguien e intimar con esa persona, hacerla cercana, abrirme a eso. Volver a estar expuesta al rechazo no me apetece. Nunca lo había sentido de un modo tan claro. Me aterra y de ahí mi falta de interés. Tal vez sea una especie de oportunidad para aprender algo de todo ello. 

Tengo una semana de vacaciones pero no coincido con ninguna amiga. He decidido que me iré a la montaña con la perri. Me apetece mucho. Pero todavía falta.

Estar un poco un triste pero feliz en el trabajo es mejor que estar triste en todo.